Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 514 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier y obliga a pensar en fuentes procedentes de la gramática general y/o filosófica francesa. Lo demás (a excepción de “entresacarle…”, que parece privativo de H-A) sí que está en la GRAE de 1796, como se encuentra allí esta afirmación de H-A: “§84. En español no hay mas que uno, que es él” ( sic , con tilde en H-A). (iii) la afirmación de que solo son pronombres los habitualmente llamados personales : “§118. Los pronombres son tres, yo, tú, él ó aquel ”, algo para lo que en la tradición española H-A solo contaban con los precedentes de Jovellanos y Calleja (aquí nota 25) y que en §124 queda desdicho: “hay otros [pronombres] que se llaman indefinidos ó indeterminados […] como alguien, nadie, nada, algo, fulano, zutano ” y “ quién ” (interrogativo o exclamativo). Se da un paso… pero no del todo. (iv) la idea de que las conjunciones solo unen oraciones, o frases, o proposiciones (y nunca palabras aunque pueda parecer tal; defensa en p. 86 nota) no se inserta, desde luego, en la tradición académica (Martín Gallego 2018). Y no he podido hallar anclaje alguno para la noción de que es necesario separar dos tipos de conjunciones: la de régimen ( que ) frente a todas las demás: §230. En virtud de estas diferentes circunstancias que pueden expresar las conjunciones, se les llama de réjimen, copulativas, disyuntivas, adversativas, condicionales, causales, continuativas, comparativas y conclusivas . §231. De régimen no hay mas que una conjuncion que es que . Solo que expresa meramente relación y dependencia; las demás, algún matiz semántico añadido ( infra 3.6. Primero (ii) ). Esto es novedoso en su contexto. Tercero . También Z va cambiando de perspectiva según sus conveniencias teóricas o descriptivas y según el carácter de la categoría verbal de que se trate; en este sentido, maneja: (i) el criterio semántico para el nombre, cuya definición no es sino la suma de la definición de la subclase A (sustantivo) + la definición de la subclase B (adjetivo); o para la interjección (en este caso recoge también su función exhortativa o apelativa); (ii) el sintáctico: colocacional para el artículo; puro para la conjunción; y en la modalidad de teoría sustitutiva, para el pronombre; (iii) el semántico-sintáctico para el resto de las categorías ( vid . tabla de arriba). Tampoco en Z estas cosas se hallan en su estado puro, y se rastrean puntos de vista de procedencias diversas: (i) la definición de artículo resulta un combinado de ideas de Salvá y del “entresacarlo de los demás de su especie” de H-A ( supra ), textos ambos reconocidos como fuentes por Z. Se observará, por lo demás, que la definición no lo es propiamente de la clase, y viene a consistir en la adición de los rasgos caracterizadores de cada una de las dos subclases (“determinado e indefinido”; §10).
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