Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 480 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier Caricatura de Manuel Tovar, Blanco y Negro, 15 de octubre de 1916, pág. 23 La necrológica que le dedicó La Ilustración Española y Americana (1919.02.22) enfatizaba que había fallecido “un gran literato [...] un escritor brillantísimo, y aunque su labor está casi reducida a los artículos periodísticos, fue su estilo tan propio, tan enérgico y tan brillante, que con su entusiasmo por la profesión le abrieron las puertas de la Real Academia Española de la Lengua (sic); sus ocupaciones constantes, especialmente en su actuación política, le habían impedido tomar posesión del cargo. [...] Formó parte de esa pléyade de periodistas que, capitaneados por Suárez de Figueroa, ha dado días de gloria a la Prensa española”. Desde una perspectiva descriptiva, que atienda a su prosa periodística y literaria, así como a su oratoria, los críticos han reiterado la idea de que la pluma burelliana había alcanzado una personalidad inconfundible. Al publicarse los artículos reunidos en 1925, el redactor jefe de ABC, Alberto Ramírez Tomé destacaba: “No haría falta que los artículos de Burell fuesen firmados, para que el público conociese en lo brillante de la frase y en el galano estilo, el nombre del autor” ( ABC , 12 de marzo de 1925). Un representante de la promoción de La Novela Corta , Iglesias Hermida (1918: 182), se sorprendía en 1918 del éxito en el periodismo y la política: “Es un escritor estupendo, el primer periodista de esta época. Su prosa, rotunda y concisa, relampaguea. Su juicio tiene el brillo y el corte de una cinta de acero. Su estilo es único”. Sin duda, el Ministro perseguía las más perfectas formas expresivas, por lo que su estilo era enemigo de las repeticiones y las asonancias. Con aparente facilidad, pergeñaba párrafos
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