Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 476 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier [...] ha dejado, si no discípulos que pudieran imitar su estilo, una huella profunda e imborrable en la literatura periodística de nuestro país [...] ¿Cómo, pues, esa representación del periodismo literario no ha de tener entrada en la Academia Española? [...] Será el candidato del periodismo español que aspira al reconocimiento de su propio prestigio (Guerra, 1916: 4) En la columna de Castro (1916: 1) se solicitaba la entrada en la RAE y que todos los periódicos apoyaran dicha candidatura. Aquello implicaba para Burell el mismo honor que se le había otorgado a Mariano de Cavia 12 , pues ambos constituían “un glorioso diunvirato”, “el anverso y el reverso del mismo disco áureo y deslumbrador”. Ambos periodistas habían ennoblecido “el idioma con blasones tan ricos como perdurables”. Burell se presentaba a las puertas de la RAE “sin un libro, sin un folleto, en plena imprevisión editorial, a la hora misma en que la literatura contemporánea es una borrachera de papel impreso”. Pero si se rastrearan en las hemerotecas sus crónicas, cuentos, artículos de viajes, estudios literarios y políticos, se podrían formar varios volúmenes señeros, rebosantes de “magistrales páginas con el prestigio y el fulgor de las monedas desenterradas”. Hacía un repaso Castro del éxito y del efecto de “Jesucristo en Fornos” (1894), “glosa doliente y evangélica del estreno de Realidad ” (1892) de Pérez Galdós. La candidatura sería una distinción para la prensa y una celebración para la Academia. Evocaba Castro los días en que “Valle Inclán y Azorín, entre otros próceres del estilo, acudían frecuentemente a conversar con Julio Burell, que les hablaba de Jorque Manrique y de Garcilaso, de Guevara y de fray Luis” (Castro 1916: 1). Luis de Oteyza (1883-1961) informaba en la prensa (octubre de 1916) de que se había presentado la candidatura de Burell a la RAE: Es el brillante escritor [...] una de las mas puras glorias del periodismo hispano. En la hoja diaria, que es la que mas llega al publico, y, por tanto, la que mayor fuerza educativa posee, ha trabajado D. Julio Burell el idioma con amor de orfebre. Su labor en pro de la pureza del idioma castellano ha sido, pues, una de las más fecundas, intensa y abundante. La entrada de este maestro en el templo del idioma sera un caso que honre a la Academia. De ella se ha dicho mil veces que ni estan todos los que son ni son todos los que estan. Bien resultara por eso que este quien es (Oteyza 1916: 615). 12 Debe recordarse aquí la promesa que Mariano de Cavia le hizo a Burell: “Te aseguro que, si voy a la Academia, no estaré en ella a gusto hasta que no firme la debida propuesta para tu esclarecido nombre”, Hernando 2007: 744; Luca de Tena, 2002: 215-220. Ninguno de los dos académicos electos llegó a ingresar. Se puede leer la carta (29/02/1916) de gratitud de Cavia por su elección en el Archivo de la RAE [en línea]. Disponible en http://archivo. rae.es/index.php/8ah4y [Consulta 10/07/2020]. No pudo tomar posesión de la silla A para la que fue elegido [en línea]. Disponible en https://www.rae.es/academicos/mariano-de-cavia- electo-1915 [Consulta 10/07/2020].

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