Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 47 – Cadencias conclusivas en la música de la prosa • Eliana Albala Análisis profundos de narradores preeminentes, tanto españoles como hispanoamericanos, permitirían observar en cada autor modalidades exclusivas en la manera de elaborar sus finalizaciones musicales. Por ejemplo en García Márquez (1984: 3-21), del cual he revisado solamente los 37 párrafos de un solo cuento llamado “El rastro de tu sangre en la nieve”, veo que todos ellos se encuentran rimados; la mayoría con sencillas rimas asonantes, pero capto seis casos con rima consonante, de los cuales hay dos con repeticiones de palabras completas, Si en Borges solo encontramos rimas en los finales de sus cuentos, y, por el contrario, en García Márquez y Cortázar las hay en cada párrafo, la comparación indica una gran diferencia musical entre estos escritores. Y también por qué no mirar este fenómeno en novelistas de nuestro país, escritores clásicos chilenos como José Donoso y Jorge Edwards: sobrevivientes exitosos en medio de la avalancha de escritores más jóvenes de magnífica calidad. De Donoso (2018) tengo a la mano su novela Casa de campo y también una gran desilusión, porque en los párrafos sueltos sucesivos, abriendo páginas al azar, no hay ninguna rima; y en los finales de sus 14 capítulos encuentro solo tres rimados. Sería interesante observar algunas otras de sus novelas. Pero el caso de Jorge Edwards (2018) es muy diferente: examino su extenso libro de memorias número dos, titulado Esclavos de la consigna, donde –si revisamos al azar párrafos sueltos– encontramos rimados casi el 100%, algunos con palabras completas repetidas, y muchas rimas consonantes. También sorprende, en la revisión metódica de los 36 finales de sus capítulos, no solo la absoluta presencia de la rima (tanto asonante como consonante) sino además varios casos con la repetición insistente de la palabra final y algunos otros redundando mediante grupos reiterados de largas frases completas. Edwards, realmente, impresiona tal vez más que Cortázar o García Márquez. Ha sido para mí una gran sorpresa. Sería interesante observar la relación significante-significado en ésta y en otras de sus obras. Por lo que hemos visto, tal vez se llegue a la conclusión de que es el escritor más musical de Hispanoamérica. Por suerte, se encuentra a nuestro alcance y creo que merece una entrevista amistosa para saber si él ya había llegado conscientemente a la fórmula conclusiva o esto es sencillamente producto de su estupendo oído. Imposible cerrar este tema sin acordarnos de El Quijote . No olvidemos que para la gramática de la RAE, Cervantes (2005: 293-460) es el modelo indiscutible. Aunque ya he copiado al pie de la letra un ejemplo concreto algunas páginas más arriba, he escogido al azar los capítulos 28-42 de la primera parte y revisado uno por uno sus párrafos finales. Interesante. Llama la atención una modalidad no vista en otros escritores: de estos 15 capítulos, tenemos 10 con palabras que riman justo al lado de la palabra final, donde además se incluyen palabras repetidas y rima consonante. Con esto pongo fin al tema de la entonación conclusiva en la esperanza de que sea la ciencia fonológica del español la que dé validez a los ejemplos de este

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