Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 46 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier de la prosa– le va a añadir una función complementaria que, no por eso, deja de ser fundamental. Solo en el párrafo la musicalidad, la entonación de la rima, tiene la facultad de transformarse en cadencia conclusiva: polifonía que se parece mucho al retintín sonoro de una canción que termina, cuyo ritmo armonioso nos invita a aplaudir. Son las palabras de las rimas escritas en las líneas finales de los párrafos las que capta el oído a través de los ojos. Desde muy variados lugares, desembocamos siempre en las nociones de Saussure: significado-significante. Lo importante es que la escritura del párrafo (que relata a su modo un tema que termina) y la sonoridad de la rima (que con su melodía nos indica que concluye la música) se fusionen, se fundan en un todo para llegar a la excelencia de las obras de arte. FINAL Y SUGERENCIAS Sabemos que la rima puede estar no solo cuando acaba una obra sino también en su camino, en el transcurso de su avance, como hemos visto en el cuento de Cortázar párrafo a párrafo, donde la rima nunca dejó de estar presente. En este breve escrito no nos cabe la posibilidad de apreciar el verdadero sentido melódico de aquellos escritores que más nos interesan. Para ello sería necesario un estudio exhaustivo de los finales de sus párrafos, de sus cuentos, de las secciones de sus obras o de sus obras enteras. Observando a Borges (1970), por ejemplo, descubro que no pone mayor interés en los párrafos aislados pero sí en la conclusión de cada uno de los once cuentos del volumen El informe de Brodie : veo que la palabra final de la mayoría de ellos rima con dos o tres palabras cercanas de manera asonante. Sin embargo, conviene destacar que en dos de estos cuentos, aparte de la rima asonante hay también palabras que se repiten enteras, hecho que se convierte para el oído en rima consonante. Además en el cuento “Juan Muraña” (1970: 63-72), la repetición de palabras se encuentra en la última línea y también en la precedente; cosa que intensifica y hace mucho más notoria la cadencia final. He aquí las dos últimas líneas: “[…] después un cuchillo y ahora la memoria de un cuchillo y mañana el olvido , el común olvido ” (1970: 72). Aquí se ve muy claro el significado conclusivo –por una parte– y, al mismo tiempo, la intención musical del significante (en el deseo del autor) porque hay dos pares repetidos que, a su vez, permiten que las cuatro palabras rimen entre sí de manera asonante. Después de estos ejemplos, ¿por qué no sugerir el estudio completo de la música en la obra de Borges? También Cortázar (del que hemos analizado solamente los párrafos de un solo cuento, y del que además sabemos –por sus propias palabras– la importancia vital que concede a las pulsaciones melódicas) merece una revisión más completa.

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