Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 442 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier El encuentro pluridialectal naturalmente se dio primero en las Antillas y puntos caribeños de Tierra Firme, pero la conquista de México seguida de la del Perú cambió la meta migratoria, siendo muchos los que de las islas pasaron al continente, a Nueva España sobre todo, dándose lugar a una gran pérdida de población en los asentamientos antillanos. En tierras mexicanas el poblamiento hispano fue escaso hasta pasadas varias décadas, en que aumenta por la inmigración y sobre todo por el criollaje y el mestizaje. Castillo Maldonado en 1539 se extrañaba de que en España “dizen que ai grandes ciudades y mucha jente…, y estamos todos atónitos”. Pero la pequeñez de muchos núcleos urbanos facilitó la criollización, al hacerse inevitable el intercambio lingüístico y el contacto con individuos de otras razas, indios y africanos. Así, de Compostela, primera capital de Nueva Galicia, en 1554 Pedro Ruiz de Haro escribiría al rey: “Y crea V. M. questa cibdad no tiene más quel nonbre, porque en ella no ai sino veynte bezinos, y pobres”, y a principios del siglo XVII el octogenario cronista Huamán Poma recordaría que “en tienpo de la conquista quán poca gente avía”; como en 1618 Diego de San Martín, nieto de uno de los conquistadores de Jalisco, tenía viva la memoria de que, acabada la conquista, llegó su abuela Elvira Ordóñez con el hijo “de poca edad” que con el capitán tenía, y que “la dicha su agüela fue la primera muger española que pobló en la dicha ciudad de Guadalajara”, inicio del que sería un nuevo linaje criollo 14 . Y fray Reginaldo de Lizárraga poco antes se refería a Asunción, “cabeza de aquel reino, con mucha gente, los más allí nacidos, mestizos y mestizas, los españoles meros son pocos ”, y aun estos en su mayoría criollos, hijos de “los viejos conquistadores” 15 . 4.4. Individuos norteños de larga permanencia indiana también pudieron verse influidos por algún rasgo de aquella realidad lingüística de impronta meridional, así Antonio de Aguayo, natural de Portillo (Valladolid), que, con veintinueve años de vida americana, en memorial autógrafo de lograda caligrafía desliza un ynterseción ‘intercesión” en 1554 (Frago 1999: 20, lámina I). Y a este respecto paradigmático es el caso de Castillo Maldonado, hidalgo salmantino nacido el año 1500, uno de los cuatro supervivientes del terrible peregrinaje de ocho años entre la Florida y Culiacán, casado con joven viuda de conquistador, ya con dos hijos criollos, que en carta de 1537 pone ececibos, nececidad, nececidades, neceçario, favoresca y Vásquez ; en otra de 1538 ececibos y tres nececidad, Álvares y Vásquez , meresco en la de 1539, documentación innegablemente autógrafa acompañada de sus correspondientes facsímiles (Frago 2017: 81). Mucho más sucedía esto si el arribo al Nuevo Mundo había sido con pocos años de edad, caso de fray Reginaldo de Lizárraga. Como él mismo dice, era 14 AGI, Guadalajara 4, núm. 46, de 23 de diciembre de 1618. Peticiones y memoriales sueltos del distrito de la Audiencia. 15 Los entrecomillados de este parágrafo y del siguiente sin nota están todos referidos en mi artículo de 2017 y en los libros de 1994 y 2010.
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