Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 438 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier que inventaron los negros… Quiere decir entre los negros nascido en Indias; inventáronlo para diferenciar los que van de acá nascidos en Guinea, de los que nascen allá”, y por referencia a los hispanos en 1590 el padre Acosta: “algunos criollos , como allá llaman a los nacidos de españoles en Indias”. En Cervantes: “Dos criollos mató, hirió un mestizo”, del Viaje al Parnaso , y “Yo, señora, como ves, / soy criollo perulés”, de La Entretenida (Fernández Gómez 1962: 267). Caminando hacia Lima en 1599 fray Diego de Ocaña topó con la casa rural de una hermosa señora vestida “como si estuviera en la ciudad”, que dio generosa acogida al fraile y a su mozo, dejando al jerónimo admirado de su donosura, pues “en su estrado sentada, comenzó, como era criolla amiga de saber y de cosas nuevas…”, concluyendo el viajero: “desde este día cobraron conmigo las criollas mucho crédito…”; y, ya en la corte virreinal, observaría: “hay mujeres muy hermosas de buenas teces de rostros…, y se tocan y componen muy bien, particularmente las criollas , que son muy graciosas y desenfadadas” (Céspedes del Castillo 1986: 183, 204). En carta de 1567 del gobernador del Perú, García de Castro, que esta compilación incluye, vibra la misma tensión social que alentaba en la carta premonitoria de Tapia, precisamente cuando acontecían los sucesos de la conjuración de Martín Cortés y de los Ávila (ibíd. 195): V. E. entienda que la gente de esta tierra es otra que la de antes, porque los españoles que tienen de comer en ella, los más de ellos son biejos y muchos se an muerto y an sucedido sus hijos en sus rrepartimientos y an dexado muchos hijos, por manera que esta tierra está llena de criollos que son estos que acá an nacido , y, como nunca an conocido al rrey ni esperan conocello, huelgan de oyr y de creer a algunos mal yntencionados, los quales les dizen: ¿Cómo sufrís que aviendo vuestros padres ganado esta tierra, ayan de quedar vuestros hijos perdidos, pues en bosotros se acaban las dos vidas [de las encomiendas]? Y a los que no tienen indios les dizen que cómo se sufre que anden ellos muertos de hambre, aviendo sus padres ganado esta tierra, y con esto los traen desasosegados… Por lo acontecido en la Nueva España, sigún acá se dize, que los más de los que fueron en el levantamiento fueron criollos ; y si en la Nueva España, que es tierra que por tan asentada se tenía tanto tiempo a, los principales del motín eran criollos, ¿qué quiere V. E. pensar de los de esta tierra, que nunca ha estado asentada a derechas? Por supuesto, las desavenencias entre americanos y peninsulares, que ya esboza la misiva de Tapia, él mismo ya se consideraba de “los que somos de Indias”, no tardaron en producirse, también en el ámbito eclesiástico, en el que, a pesar de negativas y reticencias de la Iglesia, asimismo hubo mestizos, partícipes en el recelo ante el chapetón, incluso ante el propio criollo (Mantilla 1988: 692- 699), grupo étnico que hacia 1570 era “de una extraordinaria dinamicidad” en la configuración de la sociedad colonial (GarcíaAbásolo 1983: 252). Del aumento de estos grupos sociales y de su activa natalidad se siguió que a finales del siglo XVI la población novohispana, con minoría de la inmigración ultramarina,
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