Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 437 – ElcasodeJuanBecerradelCastilloylaformacióndeunasociedad...•JuanAntonioFrago 1574 condiciona la herencia de su mayorazgo a que “haya de residir y resida con su casa e mujer, si la tuviere, en las provincias de la Florida tiempo de diez años”, y que si hereda “hembra por falta de varón… que ella haya de residir el dicho tiempo de diez años en las dichas Indias de la Florida, porque mi fin e celo es procurar que en perpetuidad la Florida se pueble” (ibíd., 35). Estaba en juego la necesidad de poblamiento hispano enAmérica, sobre todo en territorios bajo amenaza extranjera, situación acuciante antes de la Independencia en el extensísimo dominio del virreinato de BuenosAires, ante la expasión portuguesa desde el Brasil, debido a su pobreza demográfica (Frago 2010: 19-37). La despoblación con que Terrazas amenazaba era la de los principales en aquella sociedad de los primeros conquistadores, que podría llevar a la pérdida de Nueva España, no la de los que para ellos eran advenedizos, “gente pobre que cada día viene de Castilla”, en creciente inmigración, a la que se sumaban servidores de la Corona que llegaban con mercedes, incluso de encomiendas, e importantes cargos en la administración judicial, económica y política, los cuales no tardarían en lograr gran influencia en la sociedad colonial, a cuya envidia en parte atribuyó la primera aristocracia novohispana su declive, que Tapia sin ambages reconocía: “prometo a v. m. que es tanta la maldad que en las gentes de ella ay, que yo estoi admirado quán en crecimiento a ydo, y tenía ya conocido a cada uno, así frayles como legos”. Así que la población en esta parte de América tal vez superaba ya en crecimiento interno a la aportada del exterior, y no tardaría en ser muy predominante el elemento criollo. 3.2. La voz criollo es adaptación del portugués, si bien, como Corominas nota en ilustrativo artículo ( DECH, s. v.), la presencia de palatal (- ll -) en su sufijo está lejos de una explicación satisfactoria. Este término empezó designando al negro nacido en América frente al bozal procedente de África, y así en inventario de bienes dominicano de 1569 se anotan siete negros nacidos en la isla: Salbador crioyo , Francisco crioyo , Alvarico crioyo , Antoñico crioyo , Phelipilla negra crioya , María crioya , Faustinilla negra crioya , siendo los demás “negro nonbrado Martín, çape”, “Catalina Biola negra”, “treinta negros que están en la Buena Ventura”, “otro negro çapito nonbrado Bartolomé” (Frago 1991: 218). Company y Melis (2002: 202) registran un único ejemplo de criollo (“ crioya de Cuernabaca”) y dos casos con el sentido de ‘objeto del país’ (“sombrero blanco criollo ”, “cotonia de algodón criolla ”), del voluminoso y útil corpus allegado por Company, que así interpreta el primer ejemplo: “Parece contradictoria la lectura porque líneas antes se dice que era negra. Es probable que el término ‘criollo’ en esta época no significara ya solamente hijo de españoles nacido en estas latitudes” (1994: 293); pero realmente el sentido inicial del vocablo en cuestión se aplicó al africano nacido en Indias y Boyd-Bowman (1972: 238) aporta desde 1562 una decena de documentaciones con este mismo uso, además de un par en el Río de la Plata referido a hijos de españoles, así Hernandarias de Saavedra, “que es crioyo ”, de 1599. Las autoridades traídas por Corominas corroboran estos datos con el Inca Garcilaso aseverando en 1602: “Es nombre
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