Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 355 – De allí que o el olvido de un conector consecutivo • Elena Diez del Corral Areta (CORDE, Historia de yerbas y plantas con los nombres griegos, latinos y españoles , España, 1557-1567). La única diferencia de [5] con [4] –además de la interpolación del verbo entre el adverbio y la conjunción– es la modalidad y el aparecer precedido por la conjunción copulativa y , lo que permitiría su conmutación por por eso, por esto o por ello . La adscripción de estas tres unidades al paradigma de los conectores consecutivos es también un tema de discusión, como hemos mencionado previamente, ya que el nivel de gramaticalización que presentan no es tan alto como el de por tanto u otros marcadores más prototípicos. La segunda muestra más temprana que hallamos de de allí que –documentada en el CDH, el CORDE, el CORDIAM y el Corpus del español– data del último cuarto del siglo XVII, concretamente de 1680, pero esta vez es emitida por un intelectual novohispano, Carlos de Sigüenza y Góngora. Al igual que en [4], el conector parece haber alcanzado ya el grado de gramaticalización que posee hoy en día: 6. ¡Con qué agudeza lo dijo Séneca!, cap. 2, de Brevit. Vitae: “Entre carga y honor, no solamente hay semejanza de voz, sino una expresa verdad de la misma realidad”. Mucho mejor lo propuso San Gregorio, lib. 9, Moral, cap. 10, y con las suyas terminaré mis palabras: “Cada quien está obligado a llevar el peso de tantas cosas, según el poder que tiene en el mundo; de allí que , el príncipe de la tierra, no inconsecuentemente sea llamado en griego Basileus: laos significa’ pueblo’, por lo tanto, el Basileus es llamado Basilau, porque el mismo que lo rige firmemente, movido por el peso de su poder, ése mismo lleva sobre sus hombros al pueblo” (CORDE, Teatro de virtudes políticas que constituyen a un príncipe , México, 1680). Aexcepción de estas dos muestras –la [4] y la [6]– no hemos documentado más casos en el siglo XVII. Los corpus consultados nos arrojan otros ejemplos, pero de centurias posteriores, como veremos en los epígrafes siguientes. 3.2 Variación en la edad moderna (siglos XVIII y XIX) Los siglos XVIII y XIX son fundamentales para el estudio histórico de los marcadores del discurso, como se ha demostrado ya en el análisis de numerosas unidades. El XVIII se caracteriza por ser un periodo proclive al surgimiento de nuevos elementos al servicio del discurso (Garachana Camarero 1997: 204), mientras que el XIX se presenta como una centuria esencial para observar el uso y gramaticalización de algunos marcadores (Pons Rodríguez 2010: 574).

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