Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 325 – TLEAM : la memoria lexicográfica de América • Dolores Corbella El corpus de referencia en el que estamos inmersos está formado por obras muy diferentes que recogen a la vez léxico general y léxico marcado geográficamente, glosarios ocultos, vocabularios dialectales y repertorios bilingües. Este conjunto integrará en un único repertorio categorías muy distintas de compilaciones, lo que demuestra su gran heterogeneidad y la complejidad que supone su indexación, al proceder de fuentes muy variadas y dispersas, tales como: i) Los diccionarios autónomos consagrados al español de América en toda su extensión, como el Diccionario de voces americanas (¿1751-1777?) atribuido al jurista panameño Manuel José de Ayala, o la “Colección de voces americanas” (1853) que el argentino Manuel Ricardo Trelles preparó para que fuera incluida en el Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española con todas las vozes, frases, refranes y locuciones usadas en España y las Américas Españolas (Gaspar y Roig 1853-55) y que, como tal listado autónomo, permaneció inédito hasta que fue publicado por vez primera unos años más tarde. ii) Los diccionarios y vocabularios específicos del léxico de una nación o de una región. La independencia de los distintos países y el proceso de creación de la propia identidad llevó a la redacción de repertorios diferenciales, entre los que el Diccionario provincial de voces cubanas (1836) de Esteban Pichardo ocupa un lugar relevante en la historia de la lexicografía. También se insertaría aquí otra obra del léxico de la Gran Antilla, el Diccionario de provincialismos de la isla de Cuba (1931), preparado en este caso para que fuera incorporado, como así se hizo, en el Nuevo Diccionario de la Lengua Castellana de Vicente Salvá ( vid . Chávez-Rivera 2021). El compendio puede comprender toda un área supranacional, como las “Voces usadas con generalidad en las Repúblicas del Plata, la Argentina y la Oriental del Uruguay (Montevideo)” (Muñiz 1845), o atender al vocabulario dialectal procedente de una región concreta dentro de un país, como los “Nombres provinciales de la ciudad deArequipa” (1816), recogidos por el prebendado canario Antonio Pereira Pacheco durante su estancia en la urbe peruana. iii) Los vocabularios de especialidad, como el Diccionario y manera de hablar que usan en las minas , de García de Llanos (1609), veedor de la región minera del Potosí. También constituye un glosario terminológico el titulado “De la significación de algunas voces obscuras, usadas en los minerales de Nueva España” (1761), que Francisco Javier Gamboa incluyó en sus Comentarios a las ordenanzas de minas . iv) Los glosarios escondidos, como apéndices o notas léxicas en obras de carácter histórico, científico o literario. Quizás el más antiguo de estos apéndices es el “Vocabvla barbara” que Nebrija incorporó a su edición de las tres primeras décadas de Pedro Mártir de Anglería (1516) y en el que aparecen definidas voces tan comunes como battata , boius , cazabi , copei , chohoba ( cojoba ), guanabba , iucca , maguei , maizium , mameis , manati
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