Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 30 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier No se agota, sin embargo, su potente personalidad en la muy meritoria y abundante labor reseñada hasta aquí. “Enamorado de la lengua”, como se ha definido muchas veces a sí mismo, se distingue por su fina sensibilidad literaria, especialmente en relación con la poesía, para la que tiene una sorprendente memoria, y por su amor ilimitado a la obra de Miguel de Cervantes, que conoce de manera admirable. Sus comentarios a las disertaciones literarias de los académicos son aportes muy esperados en las sesiones plenarias. Si puedo permitirme un recuerdo personal, jamás he logrado olvidar el deslumbramiento que me produjo la primera disertación que le escuché en laAcademia, en torno al uso del lenguaje en las jarchas, donde la finura de su análisis estaba a la altura de la belleza del material que en esa ocasión presentó. De esto hace casi veinte años. Finalmente, la Academia le debe también a él, y al Censor, Juan Antonio Massone, el puente que ha tendido con la cultura popular. La creación reciente del Premio Oreste Plath, que reconoce la labor en este ámbito y lleva el nombre del ilustre académico que mucho investigó, publicó y descubrió de las riquezas del folclor y la escritura del pueblo chileno, fue su iniciativa y sigue siendo uno de sus proyectos más queridos. El canto popular, la lira popular, las destrezas siempre renovadas de los payadores y payadoras hacen sus delicias y las nuestras. El ingenio y el brillo de la lengua no se limitan a las élites, a veces languidecen en ellas. Alfredo Matus Olivier es capaz de buscar el ingenio y el brillo de la lengua en todos sus ámbitos y con el mismo grado de enamoramiento. En fin, otros en este volumen harán justicia a los logros del Profesor Emérito de la Universidad de Chile, del maestro recordado por varias generaciones de alumnos, del integrante de grupos de teatro que yo recuerdo de mis años estudiantiles, del estudioso del español en su variante chilena y del español de América, cuyo saber siempre fue un pilar para nuestra Academia y la ha hecho conocida y respetada en todo el mundo de habla hispana. El objeto de este pequeño texto es solo unir nuestras voces a las demás que hoy hacen su homenaje, destacando un aspecto fundamental de su quehacer, por el que sin duda ha sacrificado muchas otras ambiciones legítimas: Alfredo Matus Olivier se ha entregado con “alma, corazón y vida” a la conducción de la Academia, y solo desde su seno podemos entender plenamente el esfuerzo y sacrificio que ha significado. Director Honorario, un título perpetuo que refleja la admiración y la gratitud de la institución a la que ha dedicado sus mejores esfuerzos y donde queda una brillante huella de sus capacidades, sus afectos, su hombría de bien, su visión sagaz. La Academia Chilena de la Lengua se lo agradece una vez más y le rinde un homenaje de admiración y afecto.

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