Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 278 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier Los agentes son los sujetos que llevan a cabo la intervención. Ellos pueden ser fonoaudiólogos, profesores, padres u otros cuidadores. Los agentes deben seleccionar el contexto más adecuado y factible para la intervención. Los contextos más frecuentes son la escuela, el hogar o la consulta (Finestack y Satterlund 2018). La determinación de los objetivos busca abordar las formas gramaticales que son problemáticas para los niños con TEL. Se distinguen objetivos básicos, intermedios y específicos. Cada tipo de objetivo corresponde al grado de especificidad de la forma gramatical que se abordará. Por ejemplo, en el caso de los niños hispanohablantes en una intervención el objetivo básico puede ser apoyar palabras funcionales. El intermedio puede corresponder a trabajar artículos. Finalmente, el objetivo específico puede aludir a estimular los artículos definidos (Finestack y Satterlund 2018). Para lograr los objetivos se requiere que los agentes utilicen procedimientos, estrategias y actividades adecuados a las necesidades lingüísticas de los niños. Así, se dispone de una serie de procedimientos que se ocupan frecuentemente en la intervención gramatical. Los más comunes son: el modelado (el agente entrega un enunciado como modelo al niño), la expansión (el agente agrega más información al enunciado del niño), la reformulación (el agente reformula correctamente el enunciado del niño) y los juicios lingüísticos (el agente entrega un enunciado al niño para que evalúe su grado de gramaticalidad). Por su parte, las estrategias son la secuencia de acciones efectuadas por los agentes. Se distinguen estrategias horizontales, verticales y cíclicas. Las estrategias verticales se centran en un objetivo específico, las horizontales se focalizan en una serie de objetivos y las cíclicas se concentran en retomar un objetivo, hasta observar que el pequeño lo ha logrado. Las acciones que se ejecutan mediante las estrategias pueden ser muy estructuradas (realizar ejercicios o tareas) o parecerse a las actividades que efectúa el niño cotidianamente (jugar con muñecos, leer libros o conversar) (Finestack y Satterlund 2018). Otro componente de la intervención es la dosis, que corresponde a la frecuencia y duración de las sesiones. Se considera también parte de este componente la frecuencia con que se abordan los objetivos gramaticales en una sesión (Finestack y Satterlund 2018). Finalmente, la intervención debe ser evaluada para determinar el progreso del niño. Los instrumentos para efectuar la evaluación pueden ser de diferentes tipos: pruebas informales, muestras de lenguaje, pruebas estandarizadas o reportes de los padres (Finestack y Satterlund 2018). De acuerdo a los componentes, la intervención está guiada por los objetivos que buscan apoyar las dificultades gramaticales de los pequeños con TEL. Para lograr dichos objetivos, el agente debe identificar el contexto más conveniente y factible para realizar la intervención. Junto con ello, debe escoger los procedimientos, las estrategias y las acciones que sean más propicias para el niño. Finalmente, el agente debe elegir el instrumento más adecuado para evaluar las mejoras del menor.
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