Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 268 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier para Chile (1901-1908) habla de “galicismo repugnante a nuestra lengua”. Quizás porque Segovia lo prescribe en su diccionario para laArgentina (1911) será que Alemany (1917) lo marca para el Río de la Plata y Chile y como galicismo, también (no queremos entrar aquí en el especial apartado de Alemany leyendo a Hispanamérica, sobre todo Argentina y Chile, quedará para otro estudio). Sin embargo, el verbo ya aparecía en Terreros ( a 1767), marcado como voz forense : “Conceder esta o la otra gracia”. Este registro no vuelve a aparecer en repertorio lexicográfico europeo sin tacharlo como galicismo hasta el DHLE (1972). De hecho, esta es la primera obra lexicográfica que da cuenta de la imprecisión, donde se hace un rastreo similar al nuestro: “Considerado como galicismo, especialmente por vocabulistas y lexicólogos americanos” y entrega la propuesta que nosotros abogamos: “Parece tratarse de un uso peninsular extendido a América, donde ha conservado más vitalidad que en España, quizá ayudado por la significación análoga del fr. accorder ”. Para ello incluye una serie de autoridades, partiendo con Torres Naharro (1524, Aquilana ). Esta información continuará en la obra normativa académica, el Diccionario panhispánico de Dudas , en donde se marca el uso para América y agrega, como nota: “Este uso era normal en el español clásico, pero ha desaparecido del español peninsular actual”, algo que se confirma con lo que presenta el DA, para República Dominicana, Paraguay, Argentina y Uruguay. Lo interesante de todo esto es que siguen algunos estudios lexicológicos y lexicográficos haciendo referencia al galicismo, por ejemplo, el Diccionario ejemplificado de chilenismos de Morales Pettorino (1984) lo deriva del francés accorder y lo marca como verbo culto y agrega, como ejemplo, parte del artículo lexicográfico de Román (¡!). Posteriormente, Buesa y Enguita (1992: §163) seguirán calificando el verbo como voz propia de Hispanoamérica y galicismo. 5.2. Cuidado con Baralt Otro caso en donde se toma erróneamente la voz por un galicismo es en el caso de afeccionar como pronominal. Los datos que nos entregan fuentes como el DHLE (1972), el DCECH, CORDE y el NTLLE son clarísimos: afeccionarse , en lengua española, tiene larga data: el DHLE (1972) la registra en Palencia, 1459 y en Menosprecio de la corte y alabanza de la aldea , de Antonio de Guevara (1539). El DCECH también cita a Palencia. El banco diacrónico registra a Fray Luis de Granada, con su Manual de diversas oraciones (1559) y la variante afecionarse , ya en el Amadís de Garci Rodríguez de Montalvo (1482-1492). El Diccionario histórico de 1933 la registra en la Comedia florinea , de Juan Rodríguez Florián, 1554. Dentro de la tradición lexicográfica general, encontramos la variante aficionar , marcada como verbo recíproco, en el Suplemento del diccionario académico de 1780 (NTLLE). Este lema permanecerá en el diccionario académico hasta la edición de 1817, donde se le tacha de antiguo . Con la variante afeccionar , lematizado como afeccionarse , la encontramos en Domínguez (1846-47), sin marca de prescripción alguna, lo
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