Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 259 – De lexicología histórica o preámbulos… • Soledad Chávez Fajardo una ejemplaridad (en términos coserianos) en donde el arcaísmo es marcado. En efecto, a partir de una ejemplaridad, las variedades que no quepan en esta, sean estas españolas o no españolas, pasarán a formar parte del grupo en donde quepa la nominación arcaísmo . En otras palabras, lo que se genera en estos casos es y citando a Ramírez Luengo (2014: 4) una extensión léxica . Una extensión léxica es la distribución geográfica de una voz, distribución que puede ser de expansión (es decir, que la voz se generaliza) o de reducción (es decir, que la voz se dialectaliza). Sí, reflexión muy de la mano con la semántica más clásica de un Giraud o un Ullmann. Lo que se da, en efecto, en el arcaísmo léxico es una extensión léxica con una reducción implicada . Por lo tanto, el proceso implica la reducción de uso, lo que genera la obsolescencia de la voz en algunas zonas. En lo que queremos insistir –en la cuestión de las voces que no son de uso actual en la ejemplaridad de turno–, es descartar la dicotomía Hispanoamérica/ España (entorpecedora y generalizante muchas veces). Justamente, la idea es pensar en un continuum de formas que escapan de dicho estándar y que conecta zonas y variedades. Tomemos un ejemplo como achucharrar . Por un lado, tiene la significación de “achicharrar, chicharrar, tostar, freír”, derivada, justamente, de achicharrar 7 . Por otro lado, tiene el significado “achuchar, despachurrar, aplastar”, que aparece en un grupo importante de diccionarios Hispanoamericanos diferenciales y normativos 8 . En efecto, en un primer cotejo con el DLE, el DAy la tradición lexicográfica académica desde Autoridades se podría pensar que la voz es propia de Hispanoamérica, al aparecer con marcas diatópicas que hacen referencia a países hispanoamericanos, como Colombia, Honduras, México, entre otros. Registramos, además, en los diccionarios publicados en Hispanoamérica, una nueva acepción, en transición semántica, relacionada con la idea de ‘aplastar’: “Arrugarse, encogerse” y, de manera metafórica: “amilanarse” 9 . Sin embargo, dentro de la tradición lexicográfica hispanoamericana tenemos dos datos de los que hay que tomar nota: por un lado, Ortúzar (1893) señala que la unidad léxica aparece en el diccionario de Salvá con la marca familiar (1846) y Dihigo (1928), quien menciona que la voz con el significado de ‘aplastar’ se usa en Galicia sin dar mayor información al respecto. En la tradición lexicográfica de americanismos, Malaret (1931) lo da para Colombia, Chile, Honduras y México 7 En Ocampo 1901 [1843], para México; Uribe 1887, para Colombia; Ramos y Duarte 1896, para México; Garzón 1910 para Argentina, quien expresamente la da como variante de “achicharrar”, lo mismo que Segovia 1911, también para Argentina y Cuervo 1907 y 1914 para Colombia. 8 En Membreño 1897 [1895], para Honduras; Ortúzar 1893, Echeverría y Reyes 1900, Román 1901-1908 y Medina 1928 para Chile. Este último agrega las marcas Colombia, Chile y Honduras (las que tomó, quizás, de la edición usual de 1925 del DRAE, en donde se lematiza la voz por primera vez, justamente, como americanismo). También Juan Dihigo 1928 para Cuba bajo achuchar . 9 En García Icazbalceta 1899 para México.

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