Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 207 – Los Cuadernos de Londres. Encuentro de Bello… • Miguel Castillo Didier II. EL ENCUENTRO DE BELLO CON LA LENGUA GRIEGAANTIGUA 4 En Londres, en la biblioteca de la casa de Francisco de Miranda, fue donde Andrés Bello decidió aprender griego y se puso a la obra valiéndose de los libros de una riquísima colección, provista de variadas gramáticas, diversos y excelentes diccionarios, de libros de ejercicios, amén de antologías y de un gran número de ediciones de clásicos en originales y en traducciones. La información –y no hay motivo para dudar de ella– debe haberla entregado el propio Bello aAmunátegui. Al transmitir esa noticia, el Maestro cumplía con un deber de gratitud hacia el Precursor, por el cual guardó siempre profunda veneración. He aquí las líneas de Amunátegui: “Don Andrés Bello no aprendió el segundo de estos idiomas [el griego]; pero el haber llegado a los treinta años sin saberlo no fue para él motivo que le apartase de emprender su estudio. López Méndez y Bello habían quedado en la casa del general Miranda, que éste les había cedido sin ninguna retribución. Había en ella una biblioteca selecta, de la que formaba parte los principales clásicos griegos. Bello, según su costumbre, se posesionó de este santuario de las letras, y pasó en él entregado a su culto todas las horas de que las ocupaciones del empleo y las distracciones propias de la juventud le permitieron disponer. Los libros griegos que comprendía [la biblioteca], y cuyas bellezas conocía de fama, le llamaron particularmente la atención. Las dificultades del estudio no le arredraron jamás. Su ansia de saber no era contenida por nada; tomó, pues, el partido de aprenderlo costárele lo que le costara, solo, como había aprendido el inglés, recurriendo a los dos mejores maestros que pueden tenerse: el talento y la aplicación. En Londres, su constancia fue coronada de resultados tan felices, como en Caracas. Al cabo de un tiempo, Bello, gracias a sus esfuerzos, pudo leer en el original a Homero y a Sófocles, como había conseguido leer a Shakespeare y a Milton” 5 . La aseveración de Amunátegui ha sido confirmada en las últimas décadas, gracias a nuevos hallazgos documentales de los bellistas. Así, Pedro Grases ha presentado una carta de Bello a Pedro Gual, fechada el 14 de agosto de 1824, que es muy clara. Después de evocar horas vividas juntos en la juventud, le habla a Gual de su “vida laboriosa”, y al detallar los trabajos que ha realizado en Londres, escribe: “Hasta el año de 1822, me ocupé llevando la correspondencia de una casa de comercio, y dando lecciones de español, latín y griego” 6 . 4 Sobre esta relación pueden verse los estudios deAurelio Espinoza Polit “Bello helenista”, en Obras Completas de Bello , volumen VII; y de M. Castillo Didier “Encuentro con la lengua griega”, en el volumen Miranda y la senda de Bello . 5 M. L. Amunátegui , Don Andrés Bello , p. 82. 6 P. Grases, Algunos temas de Bello , pp. 63-64. La carta se reproduce en Obras Completas , vol. XXV ( Espistolario de Bello I), pp. 132-135

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