Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 200 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier La madre sabe cómo inducir la imaginación de su hijo en el uso del lenguaje y la creatividad. La tarea primordial de la imaginación poética es la invención de la forma que canaliza el tema que motiva y entusiasma para testimoniar lo que experimenta la sensibilidad y concita la inteligencia. La lengua es la plataforma verbal que da cuenta de las cosas que las palabras encarnan, perfilan y representan. Aunque nacemos con la capacidad para hablar una lengua, no venimos al mundo con el conocimiento de un idioma. Para aprender una lengua, el niño tiene que socializarse en una cultura, tener la capacidad de intelección y la habilidad para desempeñarse en el uso de las palabras. Tres son los factores determinantes de la personalidad: 1. Plataforma biológica o clave bioquímica en la que descansa la dimensión corporal del sujeto, base de la personalidad física . 2. Urdimbre afectiva o clave psicológica en la que se funda la faceta emocional del sujeto, base de la personalidad psíquica . 3. Aliento trascendente o clave mística en la que se consolida el aura sutil del sujeto, que revela la personalidad espiritual . Esas tres dimensiones, concatenadas en la configuración biológica, emocional y espiritual de una persona, se manifiestan en la conducta, el lenguaje y la creación, sea científica, filosófica, artística o literaria. Es importante la gestación de una mente sana, equilibrada y normal en los niños para evitar en la edad adulta actitudes resentidas, comportamientos egoístas y acciones miedosas, lo que influiría no solo en las relaciones con los demás, sino en la percepción de la realidad y la valoración objetiva y cierta de las cosas. Asumimos la realidad como somos en nuestro interior: “Nada es verdad ni es mentira/todo es según el color/del cristal con que se mira” ( Wikipedia , 2019, s/p.), expresan unos versos de un poeta español. No podemos confundir la verdad subjetiva con la verdad objetiva, o la verdad de juicio con la verdad de hecho. Y eso se aprende desde la infancia, en un hogar centrado en el amor, la virtud y la bondad. Con mirada de niño, que es una mirada cómplice y empática, los textos de los escritores que cito como ilustración tratan de interpretar lo que sienten, hacen, viven y disfrutan los niños en su relación con las cosas, como se puede apreciar en los siguientes ejemplos. El afecto y el lenguaje, dos atributos que se aúnan en el corazón de la madre cuando acuna en su regazo al niño que gestó en sus entrañas, dan cuenta de lo que hace la sensibilidad y la conciencia para darle sentido y trascendencia a la vida, según revela la poeta romántica dominicana del siglo XIX Salomé Ureña, cuando evoca en su poema A mi madre , fuente del aliento y cauce de la vida: Mi voz escucha: la lira un día un canto alzarte quiso feliz, y en el idioma de la armonía

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