Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 198 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier En el desarrollo de la sensibilidad y la conciencia inciden los medios de comunicación y todo lo que toca los sentidos físicos y espirituales. Sabemos que el impacto de los medios audiovisuales y digitales de la realidad virtual ha ido modificando y redefiniendo la educación de los niños con los dispositivos electrónicos y su relación con la realidad sociocultural, y ese impacto electrónico está interfiriendo, positiva en algunos aspectos, y negativamente en gran parte de su desarrollo, su educación y su capacidad de comprensión de su propia realidad, así como de su propia lengua. El uso de teléfonos celulares y el abuso de los artefactos electrónicos con sus videojuegos está idiotizando a los niños con tal intensidad que parecen perder el interés por todo lo que no sea ese pasatiempo virtual a través de las ventanas visuales del internet, ya que solo quieren dedicarse al chateo, el intercambio con internautas y el entretenimiento que propician los programas teledirigidos a través de esos recursos electrónicos. La vertiente negativa que al respecto está sucediendo entre infantes y mozalbetes es preocupante para padres, educadores, tutores, formadores y líderes de la comunidad. En los últimos 30 años la tecnología electrónica ha transformado la cultura que el mundo había forjado en tres mil años. Y esa realidad se está reflejando en la formación intelectual, el aprendizaje y el conocimiento, la conformación cerebral y los intereses de los niños y los jovenzuelos y, desde luego, en el desarrollo de la lengua materna. 3. LENGUA MATERNA Y CREACIÓN LITERARIA Cuando la madre habla con el niño le transmite la forma de hablar, el uso de las palabras y el significado de las voces y las cosas y, por supuesto, su cultura, su religión, su visión del mundo y el fundamento moral, intelectual y espiritual de su conducta. La socialización del niño se logra mediante la relación centrada en el afecto y el lenguaje. Los principios de sociabilidad, convivencia y moralidad se aprenden en el hogar con el ejemplo y la orientación de los padres y mayores. El sentido estético y espiritual comienza en la infancia con la vivencia de un arte, el cultivo del saber y la práctica de la religiosidad. El desarrollo de la sensibilidad y el intelecto lo propician emociones estéticas y conocimientos que enseñen y edifiquen. Cuando desde niño nos cuentan una bella historia o nos cantan bellas canciones o nos amenizan el momento con juegos comenzamos a valorar el arte de la narración y el arte de la canción y el deporte. Cuando en mi niñez escuché a una señora decir que en su sermón el cura tiraba por su boca pepitas de oro , la frase me impactó, aunque entonces no sabía que se trataba de una metáfora. En los hogares cuyos padres fundan sus actos en los ideales y valores que dan fundamento a una vida ejemplar, el niño aprende el sentido de un sano comportamiento y una convivencia positiva.

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