Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 197 – La lengua materna en la gestación de la conciencia • Bruno Rosario Candelier El niño no sabe, pero lo vive y experimenta, que en el estadio inicial de su crecimiento y desarrollo sucede el proceso de mielinización cerebral mediante el cual se activan sus neuronas y reciben la huella de cuatro poderosas energías que van conformando su personalidad: la energía telúrica , con el aliento fecundante de la tierra, de cuyos frutos se nutre nuestro cuerpo; la energía erótica , que activa la sensibilidad para sentir y disfrutar el encanto de lo viviente; la energía logósica , que dota al cerebro el Logos de la conciencia para conocer y crear; la energía cósmica , que nos inyecta el aliento espiritual que nos conecta con la Fuente primordial del Todo. En la forja de la personalidad del niño intervienen la familia, el lenguaje, el afecto y la cultura. Hay cuatro conceptos básicos que se olfatean desde niño, aunque no se tenga en esa etapa de la vida una comprensión de su alcance, como son intuición, conceptuación, inspiración y revelación. Intuición (de intus legere , ‘leer dentro’) es el poder del intelecto para captar el sentido de fenómenos y cosas; conceptuación es la capacidad para comprender el valor de cosas, ideas, ocurrencias: inspiración es una luz o soplo del espíritu para entender fenómenos y cosas; y la revelación es la recepción de un mensaje profundo que viene de loAlto, de la sabiduría cósmica o de la misma Divinidad. Desde la etapa infantil comienza todo lo que forja la personalidad del sujeto. Sentimos, pensamos y queremos. Lo que sentimos aporta al cerebro datos para la comprensión de las cosas. Por eso decía Aristóteles: “Nihil est in intellectu quo prius non fuerit in sensu”: ‘Nada llega al entendimiento sin antes pasar por los sentidos’ ( Citas en latín de Tomás , s/año, acápite 17). Efectuado ese proceso sensorial, adviene la conceptuación o realización de conceptos y de imágenes, base para la reflexión y la creación. Cuando pensamos, concebimos imágenes y conceptos. Pensar en conceptos es crear ideas de fenómenos y cosas; pensar en imágenes es crear una figuración de fenómenos y cosas. Quienes piensan en conceptos son los filósofos, científicos, tratadistas, ensayistas, teóricos o los hablantes cuando comunican mediante el lenguaje ordinario lo que sienten, conciben o valoran. Los que piensan en imágenes son los poetas, narradores dramaturgos, músicos, arquitectos, escultores, danzantes, cuando dan forma a sus intuiciones y vivencias. La capacidad para pensar se desarrolla con ejercicios de reflexión, interpretación y valoración de las cosas. La capacidad para sentir se acrecienta con ejercicios de contemplación y goce de lo viviente. Para crear hay que aprender a contemplar. La contemplación es un ejercicio de la sensibilidad para sentir y disfrutar el encanto de las cosas. Al sentir lo que las cosas son y significan, apreciamos sus fluidos en la sensibilidad y los procesamos en la conciencia. Tenemos sensibilidad, conciencia y lenguaje, que se desarrollan mediante el contacto con la realidad material y suprasensible. La creatividad se desarrolla mediante la observación de la realidad, la lectura, el cultivo del arte y la literatura, la interpretación de cuentos, poemas y estudios.
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