Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 139 – Masculino inclusivo en español y opciones para sustituirlo... • Luis Barrera, et al. Podría visualizarse un futuro estado híbrido de convivencia estable entre ambas posibilidades. Una fuerza (las opciones sustitutivas) opera desde fuera del sistema gramatical e intenta paliar la inequidad de la otra que, desde dentro, forma parte de la competencia sicosociodiscursiva de los hablantes-escritores (el MIO). La coexistencia se explica entonces por un uso consciente (el de las opciones sustitutivas) y otro automatizado, presente en la competencia lingüística (el MIO), ajeno incluso a la voluntad de los usuarios. No hay entonces desaciertos de uso ni equivocaciones en quienes elaboraron las BC (u otro tipo de documentos similares), sino confluencia de dos normas, una preexistente y otra emergente. Tanta es la fuerza de este mecanismo sicolingüístico que, aparte de distribuirse ambas opciones a lo largo de todas las BC, hay incluso ocasiones en que se las puede localizar dentro de un mismo párrafo, como se aprecia en este ejemplo: “Apenas aprende a hablar, el niño o la niña tiene la necesidad de compartir con otros …” (MINEDUC BC 2015: 41). En este caso, lo lógico es esperar de nuevo el desdoblamiento en otros y otras si se quiere mantener la consonancia con el uso de el niño y la niña. ¿O estará esto asomando el germen de una futura norma morfosintáctica que implique, por ejemplo, la posibilidad de uso del MIO cuando un mismo referente ha sido precedido por un recurso de sustitución? Segundo, las opciones sustitutivas del MIO han venido ganando fuerza, aunque no todas han corrido con la misma suerte. Es evidente que las alternativas que proponen intervenir el subsistema morfológico de la lengua (‘e’, ‘*’, ‘x’, ‘=’ y ‘@’), no tienen cabida hasta ahora, al menos en este tipo de escritura institucional. Por el contrario, sí se aprecia el uso recurrente de algunas opciones léxicas (1-5 de Tabla 1) y morfosintagmáticas (6-10 de Tabla 1). De acuerdo con los datos, las más comunes son las propuestas sustitutivas relacionadas con el desdoblamiento léxico en nombres con oposición -o/-a ( alumnas y alumnos/ niños y niñas ). En cuanto a otras opciones, se han hecho presentes las que implican coordinación de determinantes más nombre (v.g., la o el docente/ las y los estudiantes ) y también mediante la opción de determinante más desdoblamiento ( el profesor o la profesora / la profesora y el profesor ). Al menos en el documento analizado, una opción que no ha logrado calar en el uso es la de la sustitución del MIO por sustantivos colectivos o epicenos ( las personas, las víctimas ), como tampoco el uso del femenino inclusivo ni aquella que propone acudir a recursos metonímicos ( la dirección, la secretaría ). Adicionalmente, tampoco hemos localizado evidencias para la sustitución del MIO por la alternativa que propone el uso de barras o comas para marcar la diferencia de género (el/la alumno/a; niños, as) ni la diferenciación mediante uso de paréntesis; por ejemplo, profesores(as) . Además, todavía se percibe cierta resistencia para sustituir el MIO en el caso de lo que aquí hemos catalogado como determinantes nominalizados ( demás, otros, todos) . En suma, el análisis de las BC demuestra un curioso estado de convivencia del MIO con algunas de las alternativas de reemplazo. Dicha situación está en pleno
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