Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 119 – La sabiduría paremiológica de una campesina del Toboso • Ignacio Arellano Un propósito fundamental del refrán popular en el Quijote es la comicidad, que se apoya sobre todo en Sancho Panza, aunque no solo en él. Mecanismo favorito es la acumulación de refranes, seguida a veces de la protesta de don Quijote, mecanismo del que he dado ya un par de ejemplos. Añadiré ahora solo uno más, inserto en un monodiálogo de Sancho, preocupado por las consecuencias de aparecer por el Toboso para dar una carta de amores a Aldonza Lorenzo: No os fiéis en eso, Sancho, porque la gente manchega es tan colérica como honrada y no consiente cosquillas de nadie. Vive Dios que si os huele, que os mando mala ventura. –¡Oxte, puto! ¡Allá darás, rayo! ¡No, sino ándeme yo buscando tres pies al gato por el gusto ajeno! Y más, que así será buscar a Dulcinea por el Toboso como a Marica por Ravena o al bachiller en Salamanca. ¡El diablo, el diablo me ha metido a mí en esto, que otro no!... –Ahora bien, todas las cosas tienen remedio, si no es la muerte... este mi amo por mil señales he visto que es un loco de atar, y aun también yo no le quedo en zaga, pues soy más mentecato que él, pues le sigo y le sirvo, si es verdadero el refrán que dice: “Dime con quién andas, decirte he quién eres”, y el otro de “No con quien naces, sino con quien paces (II, 10). Otro recurso cómico es la deformación del refrán, traído por los pelos y soltado, como dice don Quijote, a trochimoche: “Y advierta que ya tengo edad para dar consejos, y que este que le doy le viene de molde, que más vale pájaro en mano que buitre volando, porque quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoje no se venga” (I, 31), donde Sancho equivoca la forma del refrán “Quien bien tiene y mal escoge por mal que le venga no se enoje”. No hay espacio para abordar los cuentecillos tradicionales y otro material folckórico que Cervantes integra en el Quijote y que han llamado la atención de ilustres hispanistas como el citado Maxime Chevalier o Maurice Molho (1976). Baste apuntar que pertenecen a esta categoría pasajes como el cuento de las cabras que narra Sancho en la aventura de los batanes, algunos detalles de la historia del capitán cautivo, con su fórmula del padre que reparte la hacienda a tres hijos, el cuentecillo del rebuzno, las referencias a moros encantados con sus tesoros, o la anécdota de los catadores de vino que son capaces de advertir el gusto del cuero o del hierro porque una llave con una pequeña correa ha caído en el tonel, la burla del fingido suicidio de Basilio... De nuevo aparecen a veces en forma de alusión que el lector ha de ser capaz de entender: recordaré el ejemplo del destrozo de los cueros de vino, del que Sancho se lamenta y sobre cuyo coste advierte a don Quijote: los cueros allí están heridos, a la cabecera del lecho de vuestra merced, y el vino tinto tiene hecho un lago el aposento; y si no, al freír de los huevos lo verá; quiero decir que lo verá cuando aquí su merced del señor ventero le pida el menoscabo de todo (I, 37).
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