Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 115 – La sabiduría paremiológica de una campesina del Toboso • Ignacio Arellano y abra el ojo a lo que hablo que si pasa de rondón so especie de devoción tras de la cruz está el diablo. Pero en ocasiones no solo ensartar refranes hace la plática baja, sino la mala oportunidad o la mala elección del registro lingüístico de un refrán. En la aventura de Dorotea, Sancho anda sospechoso de que la tal sea la princesa Micomicona, pues la ha visto hocicarse con don Fernando, y proclama sus temores de quedarse sin el premio de las esfuerzos caballerescos de su amo, echando mano de un refrán poco decente que enoja a don Quijote: si al cabo de haber andado caminos y carreras, y pasado malas noches y peores días, ha de venir a coger el fruto de nuestros trabajos el que se está holgando en esta venta, ... será mejor que nos estemos quedos, y cada puta hile, y comamos (I, 46) El refrán completo en la formulación del maestro Gonzalo Correas es “Cada puta hile y devane, y coma, y el rufián que pape, o aspe, y devane” (Correas, refrán 4230), donde hilar es metáfora obscena 7 , lo que explica la ira de don Quijote: ¡Oh, válame Dios y cuán grande que fue el enojo que recibió don Quijote oyendo las descompuestas palabras de su escudero! Digo que fue tanto, que con voz atropellada y tartamuda lengua, lanzando vivo fuego por los ojos, dijo: –¡Oh bellaco villano, malmirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido, murmurador y maldiciente! ¿Tales palabras has osado decir en mi presencia y en la destas ínclitas señoras, y tales deshonestidades y atrevimientos osaste poner en tu confusa imaginación? Aunque todos los personajes apelan al refrán su utilización corresponde particularmente a los más populares. Las campesinas más significadas en el Quijote son las mujeres de la familia de Sancho, y en efecto, practican el uso del refrán con asiduidad, aunque no tanta como la del cabeza de familia, lo cual no escapa al cura, que pondera: “Yo no puedo creer sino que todos los de este linaje de los Panza nacieron cada uno con un costal de refranes en el cuerpo: ninguno de ellos he visto que no los derrame a todas horas y en todas las pláticas que tienen” (II, 50). En efecto, en las intervenciones de Teresa y Sanchica pueden acumularse numerosos refranes. En el cap. 5 de la segunda parte asistimos a la “discreta y graciosa plática que pasó entre Sancho Panza y su mujer Teresa Panza”: en esa plática Teresa aduce entre otros los refranes siguientes: 7 Para el sentido erótico de hilar, ver el vocabulario y lugares a que remite en Poesía erótica del Siglo de Oro .
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