Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 105 – Rubén Darío: el cuentista renovador de Azul ... • Jorge Eduardo Arellano duendes. “Los tres últimos nombres –especifica– señalan algunos de los hilos intertextuales que se entretejen en la trama, fenómeno que los modernistas cultivan con asiduidad” 91 . La competencia del lector lo pone a prueba el frecuente empleo de vocablos de uso raro ( crisofasia, hipsipilo, calcedonias, etc. ), citando respectivamente un galicismo, un neologismo de origen griego y un latinismo. También la especialista chilena subraya la concepción del amor desplegada en el cuento como una fuerza poderosa y misteriosa, que ni aun el sabio gnomo puede comprender. Un amor que es el resultado de una fusión trascendente de carne y espíritu. Un amor fusionado con un ferviente canto a la Madre Tierra, no menos trascendente que los himnos análogos de la época: Porque tú, ¡oh Madre Tierra!, eres grande, fecunda, de seno inextinguible y sacro; y de tu vientre moreno brota la savia de los troncos robustos, y el oro y el agua diamantina, y la casta flor de lis. ¡Lo puro, lo fuerte, lo infalsificable! ¡Y tú, Mujer, eres espíritu y carne, toda amor! Para concluir, no resulta ocioso recordar que Ricardo Llopesa investigó las fuentes de este otro cuento a la manera parisiense. Un mito –dice Valera. Una fantasía primaveral –lo evoca su autor en Historia de mis libros (1913). Y se limita, aparte de “Les fleurs et les pierreries”, a tres. Una es “El gnomo”, cuento de Bécquer que, figurando en las Leyendas , le sirvió a Darío para describir sus gnomos y la cueva donde ellos moraban. Y otra es la novela À rebours ( Al revés ) de Joris-Karl Huysmans (1848-1907), quien diserta en varias páginas sobre las piedras preciosas. Al escribir “El rubí”, Darío tenía a mano À rebours . “De lo contario –argumenta Llopesa– no puede explicarme la coincidencia reiterativa. En ambos, la novela del francés y el cuento del nicaragüense, la primera piedra nombrada es el diamante, en singular […] En segundo lugar, las esmeraldas, en plural […] En tercer lugar, los ‘rubíes’ de Al revés son sustituidos en ‘El rubí’ por los ‘zafiros’ […]” 92 . Anteriormente, el dariano nicaragüense radicado en España había señalado como posible fuente de este conte parisien , el artículo “El rubí. El arte de fabricar grandes piedras pequeñas”, publicado en La Época , de Santiago, el 5 de noviembre de 1886. También se enteró de la existencia de un volumen sobre la misma temática, entonces de moda 93 . 91 Gabriela Mora: El cuento modernista hispanoamericano. Lima-Berkeley, Latinoamericana Editores, 1996, p. 82. 92 Ricardo Llopesa: “Las fuentes literarias de ‘El rubí’ de Rubén Darío”. Turia [Teruel], núm. 17, junio de 1991, p. 41. 93 Luis Dieulafait: Piedras preciosas . Traducción de Cecilio Navarro. Barcelona, Biblioteca Maravillas, 1886.

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