Las estancias magallánicas
Figura 63. Estancia Entrevientos. autor se refiere en realidad al comedor de los trabajadores) (Figs. 64, 73 y 74). Siempre en compañía del inseparable administrador, nos encaminamos hacia esta última dependencia. Amplios y confortables comedores, bien alumbrados y bien tenidos, esperan a los comensales; diversas mesas repartidas simétrica y sistemáticamente, provistas con platos, cubiertos y jarros, reciben a los trabajadores . La comida es abundante y sana; presenciamos cómo algunos comen con exceso dejando gran cantidad de alimentos sobrantes desparramados sobre las mesas. Todos se sirven a discreción y sin mesura, las fuentes que llegan repletas permanecen abandonadas y a medio consumir; aquél día logramos anotar la siguiente lista: cazuela de cordero, guiso de fideos con carne, pierna de cordero asada con garbanzos, ensalada de lechuga y papas cocidas, té con leche a discreción y durante toda la comida, huesillos cocidos en abundancia. El pan se coloca sobre la mesa y queda para ser consumido a voluntad. Verdaderamente quedamos sorprendidos con aquel derroche de alimentos y de ello interrogamos al Administrador. Nos responde que la comida es el problema más difícil que se presenta durante el desarrollo de las faenas; la cuestión alimentación, agrega, constituye el rompecabezas de los contratistas. Se hacen cuatro comidas diarias, a saber: Desayuno compuesto de té o café con leche, pan abundante y chuletas asadas a discreción. Entre el desayuno y el almuerzo una pequeña colación. El almuerzo como lo dejamos señalado. La comida en idénticas condiciones a las del almuerzo. La cocina servida por numeroso personal e instalada a la manera de las grandes cocinas de nuestros Regimientos, funciona dentro de un local espacioso y bien aseado. El cocinero mayor, personaj e que goza del cariño interesado de todos los trabajadores, dirije la maniobra, haciendo derroche con los artículos culinarios"*. *Fuentes R. Arturo, !bid. 78
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