Las estancias magallánicas

La casa grande, la casa chica y la casa de los trabajadores Para la administración del régimen interno, los cascos de las estancias de las sociedades ganaderas estaban divididos en secciones, en las que los tres niveles jerárquicos de la plantilla de los empleados hacían vida en común para su alimentación y momentos de descanso, enmarcada estrictamente en su respectivo escalafón. La casa grande llamada curiosamente el "comedor grande", era con sus anexos el edificio de uso exclusivo para el Administrador, el que no se relacionaba con ninguno de sus subordinados y sólo hacía vida social dentro de su hogar con los escasos visitantes extraños a su dirección : "Se visita constantemente con sus congéneres de las otras estancias o sostiene con ellos prolongadas conversaciones t elefónicas. El respeto hacia el jefe es absoluto y la Casa Grande se mira como el albergue del Dios Supremo que rige los destinos de la estancia. Las distintas visitas siempre encuentran comodidad dentro de la Casa Grande y el Administrador se encarga de acompañar constantemente a los pocos visitantes durante los paseos o recorridos que estos últimos logran efectuar dentro del establecimiento, por esta causa muy pocas veces se logra conocer al resto del personal o inquirir mayores datos que los que buenamente desea proporcionar el Jefe Superior"* . La casa chica o comedor chico estaba destinada al segundo administrador, al ingeniero mecánico, al contador, a los capataces y a los cadetes. No es posible inferir tanto para las casas grandes como para las casas chicas, tipologías arquitectónicas definidas. De las características de las primeras ya se ha hecho mención anteriormente . En cuanto a las segundas, no se han encontrado por ahora descripciones, fotografías o ejemplos de los que se pueda deducir una imagen precisa y de conjunto de estas unidades. En cambio se han conservado en distintos lugares la cocina comedor de los trabajadores, acompañada en algunos casos de los pabellones de dormitorios. Su existencia y buen funcionamiento fue indispensable para el buen éxito de las faenas de esquila: "Una campana que suena a las doce del día da la voz para que todo trabajo se paralice y los operarios, abandonando sus máquinas se dirigen al comedor chico (el *Fuentes R. Arturo, [bid. 77

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