Las estancias magallánicas
Los galpones de esquila son básicamente naves aisladas o en batería, con estructu– ras y tabiquerías de madera, al igual que las cerchas, costaneras y crucetas para recibir la cubiertas, los envigados de pisos, los pisos, corrales, mesones, puertas y ventanas . La caja estructural descansa por lo regular sobre dados de concreto (seiscientos en Caleta Josefina) con una armadura de una barra de fierro, reduciendo así al mínimo el uso de este material y del portland (cemento), dejando un espacio libre bajo el piso para facilitar el escurrimiento del agua del lavado del sector de los bretes interiores. En algunos casos este zócalo se utilizaba también para mantener bajo techo por un tiempo las ovejas recién esquiladas (Figs. 66 y 67) . La madera no se escatimaba. Las escuadrías son bastante generosas en todos los elementos señalados. Armaduras de los tabiques en 3" x 4", pilares de 6" x 6", tirantes de las cerchas y tijerales o pares de 3" x 8" . Las secciones no corresponden con seguridad a un cálculo estructural previo, sino al conocimiento empírico de su comportamiento, al que se le agregó un margen de seguridad para resistir los fuertes ventarrones, no así para los esfuerzos sísmicos desconocidos en la zona (Figs . 62 y 68) . Los carpinteros conocían sin embargo su oficio. Sin intentar un trabajo fino y acabado, que por lo demás no se justificaba, las uniones y los cortes fueron bien ejecutados y no se aprecia una exageración en la cantidad de clavos, pernos y refuerzos metálicos utilizados, logrando una articulación de todos los componentes que rigidizados y protegidos de los factores externos por la plancha ondulada, han resistido a lo largo de varias décadas el deterioro causado por el desgaste propio de un medio natural y de un uso muy exigente, pese a la falta de mantención y el abandono en el que algunos se encuentran. Así descrito, el trabajo de carpintería podría catalogarse como de artesanal, si no se inscribiera en todos los galpones magallánicos en un trazado modular, característico de la arquitectura indus– trial de la época, que permite el precortado de piezas iguales para el montaje de las cerchas, lucarnas, ventanas, paneles y bretes. Retomando el ejemplo de Caleta Josefina, probablemente reacondicionado en algún momento, pero que puede ser el más antiguo (1899) de la Región, construido bajo la tuición de Mauricio Braun, para sostener su cubierta se armaron treinta y tres cerchas iguales de veintitrés metros cincuenta de luz y cinco metros de puntal, en una faena que no sería sencilla de ejecutar aun con la tecnología actual. Según Fuentes Rabé, en 1917-1918 el galpón tenía treinta y seis guías, las necesarias para la esquila en unos veinte días de las 170.000 ovejas de la estancia. Es posible que tanto las tijeras como las ovejas se redujeran poco después en un cincuenta por ciento, al completarse las intalaciones de China Creek, cuarenta kilómetros al interior de Bahía Inutil. Los galpones pueden agruparse en tres categorías según su tamaño, el que a la vez depende de los sitios habilitados para el trabajo simultáneo de los esquiladores. Los más grandes son de más de quince guías llegando en ocasiones hasta treinta y seis (Oazy Harbour), cobijando el total de sus instalaciones en una sola nave longitudinal. Es el caso de Cerro Castillo, Springhill, C. Josefina, China Crek, Rusffin y como lo fue el de Bahía Felipe . En esta categoría, el citado Oazy Harbour (2 .300 m 2 edificados), San Gregario (2 .500 m 2 edificados), San Sebastián, Peckett y Cameron, así como el desaparecido galpón de L_aguna Blanca que tenía 24 guías, son de dos o tres naves paralelas (Fig. 69). Un aspecto importante es el de la ventilación e iluminación natural de estos espacios, lograda sea por medio de grandes lucarnas perforadas en las 75
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