Las estancias magallánicas
estancia lo conforman dos naves con estructuras portantes y cerchas de fierro de 30 pies de luz cada una, y un pabellón colocado en escuadra con los anteriores con cubierta curva sobre cerchas del mismo material (Fig. 65). En Argentina, con un fuerte desarrollo de sus instalaciones y equipamiento industrial desde las últimas décadas del siglo XIX, fue en cambio frecuente su utilización en estancias y frigoríficos, con su máxima expresión en el galpón de esquila, con 4.500 m 2 cubiertos, de la Segunda Argentina (María Behety) fundada por José Menéndez en 1899 en Tierra del Fuego, donde ya en 1870 se había montado una "casa de hierro" enviada desde Inglaterra para la misión de Ushuaia*. Importada originalmente desde Inglaterra, con sus medidas estandarizadas, facili– dad de transporte, rápida colocación, fácil mantención y eficaz protección de la lluvia, la plancha zincada fue el denominador común de los edificios de los cascos de las estancias patagónicas chilenas y argentinas, como también de un porcentaj e importan– t e de las construcciones urbanas: "Hay lindas casitas de madera y el arte de la plancha de zinc no se detuvo, como entre nosotros, en la etapa del barracón. El zinc se pliega, se recorta, forma alféizares de ventanas y balcones, se pinta en colores alegres y de este modo t ermina por producir viviendas simpáticas, aunque no lujosas**. Así como en Argentina ante la escasez de maderas nativas se recurrió a las estructuras de hierro, los bosques de lenga (roble regional) y de coigüe magallánicos proporcionaron este indispensable material desde los primeros tiempos de la coloniza– ción. Incluyendo la maquinaria y el galpón, el primero de los aserraderos, el de Tres Puentes, fue destruido en 1877 en el transcurso del "motín de los artilleros". Entre 1880 y 1920 en las zonas boscosas de la península de Brunswick, en las islas Dawson y Riesco, en el seno Skyring y en el seno del Almirantazgo se instalaron una serie de estos establecimientos mecanizados: "El desenvolvimieto creciente de las actividades de construcción en madera (vi– viendas, embarcaciones y otros), como la fabricación de muebles, había sido la causa del consiguiente y temprano aprovechamiento de los recursos del bosque magallánico, utilizado además desde muy antiguo para el suministro de leña combustible. En años anteriores a 1920 debió agregarse todavía la demanda del exterior (zonas australes argentinas y Malvinas), que igualmente debió ser atendida desde el Territorio"***. La lista de los aserraderos de cierta importancia que operaron en la época de la construcción de los cascos de primera y segunda generación es extensa: San Juan (1881), Braun y Scott (1894) , Correa y Compañía (1 894), Eberhard (1894) , Puerto Yartou, Puerto Arturo, La Paciencia, Puerto Bories (1 906), Cerro Castillo (1 907), Puerto Harris (1912), Río Verde, Loreto, Bermúdez, Segundo Salto, etc. En un solo número de El Magallanes de 1899 se publicitaban cuatro de estos establecimientos y en el mismo diario en 1920 el aserradero Loreto ofrecía incluso un tipo de casa prefabricada. Independiente de la falta de continuidad en su producción que experi– mentaron varios de ellos, el abastecimiento para las necesidades de la Región estuvo siempre asegurado . *Braun Menéndez, Armando, Pequel'ía historia patagónica, Ed. Francisco de Aguirre, 1936. **Laming, Anette, Ibid. ***Martinic, Mateo, H istoria de la región de Magallanes, Vol. II. 74
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=