Las estancias magallánicas

la estancia y los viaJeros ocasionales, pero tenían la capacidad necesaria para el incremento de la demanda en el tiempo de la esquila. Una ley no escrita obligaba a recibir por una noche al viajero, lo que al parecer no siempre se acataba, ya que la estadía se prolongaba como hemos visto a veces sin justificación, lo que le valió a los administradores de Oazy Harbour, según la tradición oral, el calificativo de "Gringos Duros", a diferencia de la fronteriza San Sebastián, reconocida por su hospitalidad. Lo ocurrido en Punta Delgada puede dar una idea de las dimensiones de las cocinas comedores . Al incendiarse en 1974 el galpón original, se habilitó en su reemplazo el pabellón del comedor, con sólo una ingeniosa ampliación para instalar las guías necesarias. Relacionado con lo anterior, en un abandonado edificio de la estancia Cerro Guido se conservan tres cocinas a leña, de fierro fundido, instaladas en batería, con lo cual era posible regular las cantidades de alimentos a preparar. Huelga decir que estos artefactos eran a la vez la fuente principal de calefacción en todos los edificios habitables (Figs. 52 y 53). En el contexto de los edificios que conforman el casco de una estancia, bodegas de uso general, garages, pesebreras, perreras, herrerías y talleres mecánicos, depósitos para víveres y combustibles, las viviendas constituyen el elemento cohesionador que articula el área industrial en torno al galpón de esquila con la función directiva y de mayor rango jerárquico, el sector de la residencia del propietario o de su representante, el administrador jefe. En est e aspecto cabe hacer una distinción entre los cascos mayores de primera generación, los más antiguos, contruidos por las sociedades ganaderas entre 1895 y 1910, ampliados generalmente en la década siguiente, y los de segunda generación que a partir de 1918-1920 levantaron los nuevos ganaderos en los lotes de menor extensión que surgieron de subdivisiones como las de Punta Catalina, Gente Grande y Boquerón en Tierra del Fuego. Aunque en una escala distinta, se mantienen el galpón de esquila y la casa principal como componentes dominantes, pero dada la menor cantidad de personal necesario en estas últimas es suficiente con una o dos viviendas para el encargado y otro empleado . En los grandes cascos las casas destinadas a los administrativos y técnicos que pueden ser diez o más, son las que constituyen ,el nexo "urbano" entre ambos extremos. Son viviendas compactas, de tabiquerías de madera, de setenta, hasta cien metros cuadrados de superficie, con cubiertas y revestimientos de plancha ondulada, ventanas de abatir con tragaluces y distintos grados de detalles formales exteriores, entre los que destaca ocasio– nalmente una veranda (baranda, en términos locales). Están aisladas de la humedad del t erreno por pilotes de concreto sobre los que se apoya el envigado de piso, con sus habitaciones rodeando a la cocina con agua corriente, bodega para leña y un pequeño antejardín con un cierro de listones verticales de madera (Figs . 54, 55 y 56). En las estancias sus propietarios o administradores ingleses, galeses, escoceses o neozelandeses fueron una fiel expresión de la tradición victoriana y preindustrial en cuanto al orden, la eficiencia, el apego a sus costumbres tradicionales y, por cierto, a un rígido concepto de la autoridad y de independencia en relación a la comunidad laboral. Su "home" por lo tanto estaba aislada del resto, bien equipada y era razonablemente confortable, ya que solían permanecer largos años en el lugar y debían recibir a los distintos huéspedes que visitaban el lugar generalmente por razones comerciales. 68

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