Las estancias magallánicas
barracones de muros y techos de planchas de zinc, pintados respectivamente de ocre y rojo colonial. En cada fachada grandes letras anuncian su destino: Carnicería, Carpintería, Galpón, Cocina, Baño, Biblioteca, etc. ¿Para informar a quiénes? ¿A los transeúntes o a los trabajadores?". Sin aceptarlo del todo reconoce más adelante sin embargo en San Gregario algún aspecto positivo: "Solitaria y al fondo de una avenida de coníferas, se oculta la casa del estanciero o del administrador. A pesar de que, según se ve, se trata de árboles viejos tal vez hasta de treinta años, éstos no exceden de uno a tres metros. Han sufrido demasiado en su lucha contra el viento del Estrecho . Algunos tienen mejor aspecto y parecen suntuosos en esta desnuda región; sus magníficos ramajes se mecen al viento. Más allá de una verja, una casa de dos pisos, estilo 1900, señorial y pretenciosa, se guarece del viento dominante tras una altísima empalizada de madera. Hecha de tablas puestas paralelamente a varios centímetros de distancia ya que ninguna superficie continua de este tamaño resistiría los vendavales, ella basta para cortar el viento. Ante ella se detiene de golpe el continuo silbido de la pampa. Vuelve la calma; cantan pájaros y algunos jardineros trabajan en los macizos de flores" (Figs. 45 y 46). La actual casa patronal de San Gregario se construyó en 1925, su arquitecto fue Antaine Beaulier. Más objetiva y precisa es en cambio su descripción de lo que era en la década de 1950, el casco de la estancia de 175.000 ha, Laguna Blanca, hoy parcialmente desmantelado : "Sus construcciones incluyen desde luego, la casa del administrador y sus dependencias, que le proporcionan comodidad y esparcimiento: un jardín protegi– do por una alta empalizada de los vientos dominantes, garage, y un invernadero calefaccionado durante todo el año, donde se cultivan flores y legumbres. Después le siguen las oficinas y casas de los contadores y capataces, las cocinas, la panadería, y las viviendas para alojar unos cuarenta pastores, algunos con sus familias, que consti– tuyen el personal de la estancia. En casi todas ellas los administradores son escoceses, y los oficinistas en general, chilenos de más antigua cepa; los pastores son en gran parte chilotes. Una amplia construcción, reservada para los jornaleros contratados en la época de la esquila, comprende dormitorios, comedores, duchas y sala de estar. En gran parte estos jornaleros provienen de la isla de Chiloé... De las construccio– nes destinadas a las faenas, la mayor es el galpón de la esquila... Contiene alineados a lo largo de un sistema de transmisión veinticuatro puestos de esquiladores y una serie de compartimentos, los bretes, en los que se introducen los animales antes y después de ser esquilados (Fig. 43). Cerca de las máquinas esquiladoras está la sala de las prensas hidráulicas, que comprimen la lana en fardos de setecientos cincuenta kilos, envueltos en arpillera y enzunchados. Junto a los galpones se hallan también las piletas para bañar a los animales después de la esquila... Las otras dependencias consisten en una bodega y una caballeriza, en varias leñeras, en algunos galpones para guarecer carretas, camiones y partidas de repuestos, en una perrera, en diversos talleres de reparación, en acumula– dores y grupos electrógenos, en reservas de combustibles, y, por último, en algunos sembrados de papas... Varios windchargers (grupos electrógenos eolianos). En períodos de calma se utiliza un grupo auxiliar a motor. Asimismo, es la energía del viento la que resuelve el problema del agua"*. Apoyada en imágenes de un momento, la década 1950-1960, en la que se anuncia su decadencia por la desaparición de las concentraciones 63
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