Las estancias magallánicas

Los emplazamientos de los cascos La imperiosa necesidad en el área magallánica de proteger las faenas en la etapa que podemos llamar extractiva de la masa ovina, así como al personal que la realiza en un medio climático muy exigente prácticamente a lo largo de todo el año, no se tradujo siempre en una elección cuidadosa del lugar más adecuado para el emplazamiento en el contexto de la estancia, de su núcleo fabril y habitacional. Salvo algunas referencias puntuales, como la del desplazamiento del núcleo principal desde la sección Kark a las cercanías del río Guillermo para la instalación de Cerro Castillo, esta aseveración no se deduce de las fuentes documentales consultadas. El tema no parece haber sido motivo de informes técnicos sometidos a consideración de un directorio, sino más bien entregado a la responsabilidad de quien operaba en el lugar (Figs. 30, 31 y 32). Las condiciones que se buscaban no eran muy exigentes y las alternativas no eran muchas. En un análisis contemporáneo, llama la atención lo acertado de la elección en lugares como Laguna Blanca, Avelina, Puerto Consuelo, Río Penitente y Kark, así como también la insensibilidad mostrada en otras, ante las características de desamparo del sitio elegido, como se hace patente en El Ovejero o Laguna Blanca Wagner. Tales afirmaciones, así como otras relacionadas con la especificidad de cada lugar y la concepción del diseño de los centros productivos, se apoyan por una parte en la observación directa en el terreno de unos veinte conjuntos en los distritos de Ultima Esperanza, la Región Central y la Tierra del Fuego, en su mayor parte aún en operación, aunque en la actualidad con formas de dominio de las tierras y una administración distinta a la que tuvieron durante décadas. El análisis se fundamenta además en un instrumento más objetivo que el anterior, como son los planos realizados por los investigadores, en su mayor parte a partir de levantamientos de la ex Corpora– ción de Reforma Agraria, hoy en el archivo del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), de algunos planos Municipales y de otros realizados por el arquitecto Alfonso Seissus y por alumnos de arquitectura de la Universidad de Chile. El ecúmene magallánico ubicado al oriente de la cadena andino-patagónica abarca unos 52 .000 kilómetros cuadrados, distribuidos principalmente en los tres distritos señalados y en otras áreas marginales. Las temperaturas son bajas, con mínimas que oscilan de invierno a verano entre los -5º y los +5ºC y máximas de +1 Oº a + l 8ºC. El promedio anual pluviométrico es de 400 mm. Las nevazones son normales en invierno, los paisajes son hermosos, la luminosidad muy intensa y el asoleamiento proviene desde el norte. Para el afuerino, el rasgo climatológico más fuerte es la presencia casi permanente de los vientos que arremeten desde el suroeste, pero que también pueden hacerlo desde el oeste o el norte con velocidades que superan a veces los 100 km/h. Es difícil precisar en qué medida el lugar de asentamiento y la disposición de los edificios que conforman uno de estos cascos reflejan una preocupación por las condicionantes ambientales. En Punta Delgada la respuesta es positiva, con orienta– ción norte, en una hondonada que protege en lo posible a las construcciones de los vientos, incluso con una vista panorámica de un cordón mesético. Algo similar ocurre en Cerro Castillo, en menor medida en Peckett y Estancia María. Un caso excepcional de aprovechamiento de las condiciones climáticas y topográficas de un lugar es el del 57

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