Las estancias magallánicas

CAPÍTULO 11 LA CONSTRUCCIÓN DE LOS CASCOS DE LAS ESTANCIAS El espacio rural preindustrial y las primeras instalaciones Al finalizar casi trescientos años de administración hispánica la ocupac10n de los territorios asignados a la Capitanía General de Chile se extendía en la práctica desde el Norte Chico, seguía en el valle central de Chile, se interrumpía al sur del río Bío-Bío, reaparecía y terminaba en el archipiélago de Chiloé. Tras el trágico intento de Sarmiento de Gamboa a fines del siglo XVI (1580), España no intentó nuevamente poblar el territorio Austral. Si se analizan los hechos objetivamente, la situación no varió mayormente en las tres primeras décadas republicanas. La consolidación territorial y paulatino pobla– miento se logró sólo a partir de 1850, con la expansión minera hacia el Norte, la colonización con inmigrantes alemanes entre Valdivia y Puerto Montt, y avanzado el siglo XlX, con la llamada "pacificación de la Araucanía", con lo que se logró una continuidad en el dominio efectivo del sector continental del país. La excepción al explicable letargo postcolonial la constituyó la preocupación por asentar una soberanía permanente en la Patagonia, la que se concretó tras difíciles preámbulos en 1843 con la instalación de una guarnición militar penitenciaria, inicialmente de veintiún hombres, en la punta de Santa Ana, en la ribera norte del Estrecho. El enclave de Fuerte Bulnes, levantado en condiciones extremas de exigen– cias climáticas, recursos materiales y humanos, no puede considerarse como un hecho anecdótico, sino como el punto de partida de una historia sorprendente: la de la colonización de un territorio ignoto y su inserción en un proceso agro-industrial internacional. 1paso siguiente se dio en 1848 con la fundación de Punta Arenas. Superada una etapa de difíciles y por momentos dramáticas circunstancias, desde lo que era en 1877 aún un modesto poblado, se inició la colonización propiamente, con la llegada a la isla Isabel en el Estrecho de una primera partida de trescientas ovejas traídas desde las Malvinas. Bastaron unos pocos años para que la ganadería ovina se extendiera a todos los ámbitos rurales al oriente de Magallanes, que contaba con las condiciones naturales adecuadas, con lo que se consolidó al sur del paralelo 51 º S una actividad económica productiva y sostenible en el tiempo, a diferencia de la inestabilidad propia de la minería aurífera y carbonífera. En la base del éxito de este proceso estuvo el siste!!}-ª. de las estanci;i.s, o sea de los predios rurales que se formaron por la subdivisiónd~ las tierras por el Estado, hacia fines del siglo XIX, el único propietario rural en Magallanes. De aquí que para 31

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