El patrimonio arquitectónico industrial en torno al ex ferrocarril de circunvalación de Santiago: testimonio del desarrollo industrial manufacturero en el siglo XX

país industrializado propiamente tal. Un análisis estadístico de este proceso a partir de 1920 y hasta 1938 se detalla en el artículo, La irrealidad de la industria chilena, la incon– sistencia del discurso oficial de Hugo Aravena 24 . Hasta fines de la década de 1930, independientemente de los movimientos de ex– pansión y contracción de la actividad industrial, ésta se caracterizó por ser de tipo liviana, la que venía ocupando los espacios dejados por la industria europea cada vez más orientada hacia la producción de bienes que lógicamente compensaba con creces los niveles y valores de sus importaciones anteriores. Esta expansión cuantitativa de empresas industriales, no generó un proceso de transformación sostenida y de fondo de la sociedad a través de la proto-industrialización sino simplemente una experiencia de manufacturación o industrialización tardía o periférica muy poco sólida para cam– biar estructuraciones económicas nacionales. En la discusión de estas situaciones son interesantes los casos de la industria textil y de la industria de fundiciones, las cuales en conjunto, conformaron los sectores de punta de dicho proceso con potencialidades que especialmente en el ramo textil se proyectaron social y económicamente hasta la década de 1970. Ello no ocurrió en un proceso de larga duración sino que se generaron industrias emergentes con técnicas de producción y administración empresarial muy modernas para su época 25 . (Figura 10). No obstante lo anterior, es necesario insistir en la convergencia entre la maduración de un empresariado industrial y una activa presencia del Estado en materias económicas a partir de la primera década del siglo XX. Por entonces en términos de industrialización esta presencia se manifiesta en el sector siderúrgico que se transforma en el modelo del proceso de industrialización chilena. En 1905 se constituyó en Paris la Societé de Hauts Forneaux, Forges et Acieries du Chili, (Sociedad de Altos Hornos, Fundiciones y Acerías de Chile) , para explotar yaci– mientos de hierro en el norte del país e instalar una planta siderúrgica en el sur. Entre intentos y fracasos, también de organizaciones y reorganizaciones de nuevas sociedades con participación de inversionistas chilenos y extranjeros, el Estado garantizó los bonos de financiamiento de la empresa con la contratación de un crédito externo y la parti– cipación del gobierno en el Directorio, una experiencia que bien puede considerarse como antecedente valioso para lo que va a llegar a ser su rol dirigente en el proceso de sustitución de importaciones posterior que alcanza un momento culminante en 1939 con la creación de la Corporación de Fomento de la Producción. CORF0 26 . 24 25 26 Aravena, Hugo, A proximación Metodológica al estudio de la estadística oficial y su relación con testimonios contemporáneos, Chile 1920-1938, Santiago, Universidad de Chile, Seminario de Licenciatura, 1996, pp. 29-70. Caviéres, Eduardo, 1998, op. cit. p. 29. Caviéres, Eduardo. Inversionistas e Inversiones Extranjeras en Chile 1860-1930, en Marichal, Carlos. coord., Las Inversiones Extranjeras en América Latina 1850-1 930. Nuevos Debates y problemas en Historia Económica Comparada, México DF, Fondo de Cultura Económica, 1996, pp. 214-229. 48

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=