Hacia una socioecología del bosque nativo en Chile
Socioecología del bosque nativo en Cachapoal – 57 aunque no necesariamente conforman modelos unificados de gobernanza. Entre quienes extraen tierra de hojas o leña no hay mayor mención a instituciones, ni tampoco ocupan una posición de conducción como es de suponer, y solo figuran cuando hay denuncias o interpelaciones institucionales en torno a la actividad que realizan, observándose más bien una tendencia a la disgregación. Más que un modelo de gobierno del cerro, se observan procesos de liderazgo diversificado, tan internas como externas y con orientaciones tanto hacia la organización de las prácticas locales, como a su entropía. Capital social y saberes locales La presencia de capital social es identificable en los usuarios y propietarios de manera muy diferencial. A nivel formal, es más frecuente asociar este componen- te en rubros específicos de alta complejidad como la apicultura, donde el capital social va de la mano de un alto desarrollo en la gestión y movilización de recur- sos, logrando así vincularse con instituciones relacionadas directa o indirecta- mente con el bosque nativo, permitiendo acceso a subsidios, créditos blandos y asesoría técnica. Sin un énfasis productivista, es identificable un capital social desarrollado entre quienes se enfocan en la conservación del bosque nativo y la educación ambiental, quienes haciendo uso de diferentes instituciones y redes logran avances importantes en instalar una cultura de conocimiento y cuidado del bosque nativo en su zona. En estos casos destaca la capacidad de vincularse con instituciones, buscar recursos, asociarse con otros actores y construir una visión del bosque nativo como sistema ecológico que debe ser usado sustenta- blemente. También se identifica una capacidad asociativa en torno a familias extendi- das, preferentemente de ganaderos, quienes tienen una tendencia a trabajar de manera mancomunada conformando comunidades de hecho o de derecho. Aun cuando la propiedad de los animales sea individual, muchas veces establecen procesos y relaciones de cooperación en el manejo del ganado en el cerro, más allá del tipo de tenencia formal del o los predios. De manera análoga, los apicul- tores desarrollan pertenencia a sociedades o cooperativas, logrando realizar co- laboraciones productivas o comerciales en pequeña escala. Quienes trabajan de manera asociativa, reconocen que estar agrupados permite potenciar los esfuer- zos individuales con el resto de la comunidad y lograr acuerdos de gobernanza y cooperación; aunque también reconocen la complejidad que implica establecer acuerdos estables, por lo que no necesariamente conforman una tendencia do- minante en este territorio.
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