Hacia una socioecología del bosque nativo en Chile
52 – hacia una socioecología del bosque nativo en Chile pautas que reemplazan al bosque nativo, esto es, lo eliminan y ponen en su lugar otro aparente bosque –de madera industrial o de árboles frutales de exportación, que ciertamente no forman bosques ni constituyen cerros, en el sentido que he- mos comprendido. En algunos propietarios se constata la permanencia de una articulación con la forestación industrial que alcanzó a ser visualizada en esta zona y que por algu- na razón no se desarrolló como más al sur o la costa. Los ingresos cada ocho años, de plantaciones de eucaliptus son una tentación muy interesante para economías al borde, sino de la pobreza, de la reproducción. Es por así decir la proposición indecente que seduce con ingresos importantes y más o menos seguros, pero al mismo tiempo señala la negación del bosque nativo –conste– de paso con el apoyo del Estado. Lo mismo ocurre con la fruticultura industrial. Algunos predios de almen- dros muestran otras posibilidades para el lugar. Especialmente atractivo aparece la posibilidad ya por extensión de la frontera desde el sur, con los berries, o desde el norte con la palta. Los microclimas característicos de la orografía/hidrografía de los cordones parecen asentar este deseo. Los monocultivadores (aun exter- nos propiamente al bosque) como fuere, el productor forestal y el fruticultor, son los “otros” que quedan como ajenos al estudio, precisamente por representar probablemente sus adversarios más duros. La presión por la compra de tierra de cerro para estos fines está abierta, y se sabe de avances importantes en las zonas de Coltauco y se anuncia indefectiblemente en las Cabras. Es posible que sea la pregunta final de los cerros y en ellos del bosque na- tivo, pues es la pregunta también del modelo de desarrollo del valle: ¿cuántas hectáreas de cerro requiere el productor de frutas o eucaliptus para continuar su expansión habida hasta ahora en las tierras planas? Cabe preguntarse respecto del porqué estas opciones no han sido asumidas mayoritariamente por lugareños sencillos, que bien pudieron adoptarlas como estrategia económica global. Resa- bios de conciencia de cerro y avanzada conciencia de bosque nativo, parecieran ser tendencias más potentes que las atractivas promesas del negocio forestal. Pre- gunta que queda abierta, entre tantas otras preguntas e intuiciones a dilucidar. Visitados algunos conceptos y vistos algunos actores, cabe dejar abierto el complejo presente y más incierto futuro de cerros y bosques nativos de Cacha- poal.
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