Hacia una socioecología del bosque nativo en Chile
Socioecología del bosque nativo en Cachapoal – 51 bien comerciales que de autosustento, por los recursos propios del bosque, pero amenazando su reproducción. Se trata de intervenciones aparentemente desor- ganizadoras que parecen crecer mientras más expuesto está el cerro y mientras más desarrollado el patrón agroindustrial de poblamiento del entorno. Es como si la “nueva provincia” por ejemplo, la de las “carnes blancas” y de la “misma fruta” 7 , atacara al bosque por abajo, por desintegración social –como indolencia o ignorancia masiva. Pero no es solo eso, también sobresale el robo de leña para carbonizar, siendo la tala furtiva del bosque 8 una figura social de larga trayectoria universal. En este caso, apunta menos a un efecto económico en el “robado”, que a un efecto ecológico en el bosque. Se roba leña, más que a un dueño, se roba al bosque. Lo mismo pasa en menor medida con la extracción ilegal de tierra de hojas. Es de resaltar un aspecto crucial en este punto. Siendo prácticas objetadas son también de antigua data y arraigo en la cultura reproductiva local. La misma comunidad de espacio y tiempo –y parentela–, conduce a una objeción pasiva, que no denuncia ni termina por descalificar. Esto es, aunque se considera algo que está mal, no se considera un crimen, en el sentido sociológico de algo que deba ser castigado; o cuando menos, como algo y a alguien a quien ellos deban denunciar. Con todo, aun sabido se hace a ocultas y todo indica que la corriente de opinión va girando hacia un control más punitivo, mientras progresivamente puede ser uno de los grandes problemas que hoy aquejan al bosque nativo. Se trata de un modo de posesión que, al igual que el apicultor, solo toma un aspecto del bosque nativo, pero a diferencia de aquel, toma aquello cuya regeneración es larga y no fisiológica o cíclica anual como la floración, pues toma su esencia o condición de vitalidad dañando su estructura esencial. Otras prácticas, pero más bien de factores externos al lugar se reconocen como amenazas al bosque. La sequía, los incendios y la contaminación múltiple en los bordes de caminos y en “las islas” de los ríos. En conjunto se trata de inter- venciones que destruyen el lugar respecto de los cuales cabe analizar la actitud de respuesta de los lugareños; aunque dada la complejidad de la nueva composición poblacional del territorio, se trata eventualmente también de pobladores locales. Se abre también la comprensión de otras formas alternativas al bosque, como la plantación industrial forestal y la fruticultura. Así pues, el territorio del bosque nativo está también rodeado, merodeado tanto por otras amenazas y otros tipos de productores, como por sus pautas de territorialización implicadas. Se trata de 7 Modelo Agrosuper y Dole, respectivamente. 8 Refiriéndose al robo de leña, en los bosques vecinos a Berlín de mediados de XIX, Marx utiliza la noción “tala furtiva”. Viene de hurto, y este a su vez de fer : llevar.
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