Hacia una socioecología del bosque nativo en Chile
50 – hacia una socioecología del bosque nativo en Chile En zonas como Doñihue o Coltauco, donde esto está especialmente enredado, el programa de bonos y subsidios no puede avanzar como en otras zonas, como Las Cabras, con la propiedad comunitaria parcialmente más regularizada. La nueva estrategia muestra una tendencia que pareciera que se fortalece si existen canales de comercialización complejos e interesantes de los productos re- colectados de este modo en el bosque nativo. No es claro, sin embargo, la eficacia pedagógica o cultural del esfuerzo, en el sentido que son muy variados los modos en que, quienes usan el plan de manejo desarrollan en paralelo una cultura pro- piamente de bosque nativo. Es un caso, en cierta medida, de re-aprendizaje de lo que estaba obviado o no sabido y los modos en que este reaprendizaje se da, dependen de muchas circunstancias, como el nivel socioeconómico, educacional y hasta la razón final de su estar allí. Escenario incierto que muestra tendencias disímiles, que bien merecen ser observadas en el futuro cercano. Formas complejas y críticas de posesión (o el predominio de mezclas y daños) Antes señalábamos que buscando apicultores y productores afectos al programa de plan de manejo u otros modos de uso o composición del bosque nativo, se presentaron como regularidad la combinación con la práctica y hasta identidad del ganadero de cerro abierto. Aquello no era más que un signo de una norma aún más amplia: la tendencia a formas mixturadas, complejas de combinación de las distintas lógicas anteriores. Así, hay apicultores que son también gana- deros o ganaderos que aplican el plan de manejo, que son también apicultores y hasta agricultores de subsistencia, prácticamente son todos pobladores, y en todas las combinaciones posibles, además de lo que les une con el valle y hasta con los empleos urbanos. Ocurre entonces que la pauta es la diversidad de modos de posesión y también la variedad de forma de combinar esa diversidad. Por lo mismo, no hay una pauta general sino una combinación de pautas particulares. Cabe por ahora sólo dejar consignada esta idea, antes de reconocer otras formas de posesión, imposición o coacción. La presión por lo recursos del bosque puede incrementarse también por aba- jo, hacia prácticas extractivas insostenibles, en la medida que el poblamiento se intensifica y se pauperiza; también hacia arriba, por la presión por los recursos que puedan complicar la orientación a usos alternativos ya evidentes, como la madera industrial y la fruticultura. Cabe entonces abrir un nuevo abanico. Aquí registramos a otro actor emergente, un nuevo poblador, vecino agro- urbano o rural masificado, que presiona con nuevos hábitos y orientaciones más
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