Hacia una socioecología del bosque nativo en Chile

138 – hacia una socioecología del bosque nativo en Chile Discusión y conclusiones Los resultados sistémicos analizados se sitúan en la escala residencial. En la tras- cendencia del patio hacia la casa y viceversa se recrea la mawiza . “La vivienda des- borda hacia ‘afuera’ y la naturaleza circundante lo hace hacia ‘adentro’” (Skewes 2019: 138) y allí es donde, en tiempos contemporáneos de bosques devastados, es que la medicina, alimentación y afectos se manifiestan y sirven al sistema so- cioecológico del bosque nativo de Panguipulli para dotarlo de prácticas mapu- che. Es en esta relación material donde surgen brotes de regeneración de la vida, que han sido profundamente identificados y analizados por Juan Carlos Skewes (2019) como una posibilidad emergente que surge desde las prácticas comuni- tarias en su co-habitación con el bosque. Se invita a un diálogo entre lo local, regional y global en que acontecen relaciones, convivencialidades y procesos re- generativos de la vida en la mawiza y que de alguna manera es reclamado por las comunidades. Es una invitación que se orienta a reconocer “la soberanía para aquellas y aquellos que en su hacer hacen posible la vida de lo que viene. Es un llamado a abandonar la jerga odiosa que ordena el mundo en beneficiarios y recursos naturales a personas, organismos y materiales. Y es una convocatoria a reconocer los modos de hacer la vida, de practicarla, que no se circunscriben a las utilidades que puedan o no tener las cosas. Más bien es un llamado a convivir con ellas” (Skewes 2019: 234). Estamirada conceptualiza los posicionamientos comunitarios de las personas indígenas y campesinas que habitan en lugares como el territorio de Panguipulli. Estos posicionamientos reclaman que las propuestas de conservación del bosque incorporen sus prácticas y significados atribuidos a la naturaleza. La discusión sobre sistemas socioecológicos en estos contextos – transversales en Latinoamé- rica – reclaman llevar las reflexiones y propuesta del marco conceptual de Elinor Ostrom a las dinámicas del continente: territorios expoliados y sus comunidades despojadas de los espacios productivos y de vida. Las visiones unidireccionales de los sistemas socioecológicos en estos contextos requieren una precisión concep- tual, al tiempo que repensarlas en su ‘provisión’, en “lo que definen las personas a través de sus valores, percepciones, usos, entre otros” (Betancourt &Nahuelhual 2017: 111). Es así como la aplicación del marco conceptual de Ostrom (2009) se adapta a las dinámicas territoriales locales. El sistema de gobernanza queda cir- cunscrito en un hacia, en cuanto a proyección de la complejidad de los procesos de autonomía territorial que se discuten en instancias como el Parlamento de

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