Reforma Agraria chilena: causas, fases y balance
Reforma Agraria Chilena: causas, fases y balance 17 El inquilinaje era el principal lazo entre los patrones y sus trabajadores. Era como un contrato de servidumbre en el cual los patrones aseguraban ciertos bienes (casa, talajes para animales, cuadras para cosechas propias y algún ingreso mone- tario) a cambio de una mano de obra estable, la que debía ser proporcionada por el inquilino. Hay que destacar que la tenencia de las quintas concedidas a los inquilinos era, casi sin excepción, de tenencia precaria. La mayoría de los terrenos eran traspasados de generación en generación, sobre la base de concesiones de hecho, pero eran par- te legal de la propiedad del fundo. La predominancia de estas tenencias precarias influía notoriamente en la sumisión del campesinado. Había un cuasi contrato de proporcionar mano de obra y éste era generalmente cumplido por el mediero a través de sus familiares, constituyéndose en los “obligados”. El inquilinaje, la mano de obra “apatronada”, se conservó en los campos chilenos hasta la Reforma Agraria. El inquilino, como escribe Parra 10 “representaba un caso de conciencia depen- diente, estructurada a partir de la verticalidad de las relaciones con el patrón y de la carencia de contacto social más allá de los límites del fundo”. Era una mano de obra cautiva que generaba un sistema de relaciones sociales definido, en el cual el trabaja- dor asumía un acatamiento irrestricto al patrón, como también ciertas limitantes en el marco de las relaciones sociales. El fundo fue un espacio cerrado de sociabilidad, con generaciones que nacían y morían al interior del él. El proceso de continua crea- ción de representaciones sociales estaba limitado al marco de relación social, cuya inmovilidad fue un factor fundamental para agudizar la dependencia cultural del campesino respecto al fundo 11 . Otra forma que era parte de la estructura latifundio-minifundio eran las medie- rías, que siempre correspondían a tenencias precarias, y a las que los latifundistas recurrían con frecuencia, minimizando sus propios riegos. Era corriente constatar la presencia de inquilinos-medieros. Las medierías se otorgaban sin consideraciones de tipo ambiental, ya que en muchas ocasiones los terrenos entregados no tenían des- canso, lo que repercutía seriamente en la conservación de los recursos naturales y en el deterioro de los ecosistemas. Podía existir el mediero solo o el inquilino-mediero. Este último se generaba de un acuerdo del patrón con el inquilino para aprovechar la mano de obra excedentaria y la disponibilidad de tierras. En general existían complejas interrelaciones entre todas estas formas, debido a los diversos tipos de propiedad, a las relaciones de parentesco y a los diferentes énfa- sis en los niveles de explotación. Pero la estructura del sistema latifundio-minifundio se basaba en una complementación de dos formas principales: el latifundio y el mi- nifundio. Este último, generalmente producto de tenencias precarias, concesiones, huertos de inquilinaje, era claramente funcional al latifundio y denotaba una relación estructural y simbiótica con las economías empresariales constituyendo el eje de la producción agrícola del país. 10 Parra, Alberto (2000) “Tradición y cambio en la identidad campesina. Chada 1900-1995” Informe. 11 Parra, Alberto, Op.cit.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=