Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
La opinión pública: Una semiosis social en cuestión - 97 lógicas que impone la convergencia transmediática, aunque vale recordar lo que Williams en su “Historia de la Comunicación” nos comenta: “(…)las instituciones de la segunda fase de producción centralizada y rápida distribu- ción física de la reproducción, como la prensa y el cine se vieron enfrentadas al desafio de este nuevo conjunto de relaciones: el receptor doméstico en relación directa con un centro o unos centros de radiodifusión regular; la inclusión de varias funciones hasta entonces separadas – noticias, opinión, música y teatro – dentro de una misma tecnología, pri- mero en la radio y, después, aún más poderosa y general, en la televisión” (Williams, 1992, p.204). Porque, como expresara Tarde, las tecnologías de acción a distancia modifican la organización social, y agregamos, también las formas de organizar la acción dis- cursiva de los seres humanos. El punto está en que, los fenómenos de la comunicabi- lidad , productos de las técnicas de la mediatización, han ido sistemáticamente, al transitar hacia el mundo y la cultura digital, descentralizando las gramáticas de la relación Uno-Muchos , puesto que la lógica nodal plantea un ordenamiento de Uno a Uno , o de uno a algunos otros, haciendo ineficiente la relación Uno-Muchos . En ese descentramiento, ocurren los procesos de des-locación o “descomuniza- ción”: “En ese sentido, las tecnologías analógicas y numéricas suspenden la estética participativa de las formas étnicas de comunidades e inician un procesos de desco- munización”. (Stiegler, 1996, p.199). Con ello, estaría sucedido -desde un punto de vista fenomenológico- una “desorientación” , lo que no invalida, sino refuerza nuestra tesis, precisamente respecto de la existencia de una opinión pública que, realizada desde la lógica de la mediatización indiferenciada, se expresa en los micros espacios de la mediatización (como la radio comunitaria, la internet) toma presencia ensan- chando los límites de la misma, límites que se desbordan al campo del reconocimiento . Es decir, un doble movimiento: medios tradicionales se deslocalizan y medios alter- nativos buscan su nuevo centramiento en las identificaciones territoriales. A nivel de la Internet, este fenómeno tiene una nueva figura, el prosumidor 5 , que vive un proceso acelerado de formación, a fin de ser un individuo que investiga y edita a la vez, lo que produce aquello que le permite entretenerse, principalmente, usando las tecnologías de la mediatización. Este prosumidor, sigue sus propias pau- tas; siguiendo a Freidman e Isla, “el In-forming” o “prosumidor” respectivamente, se vale de sus propias capacidades y medios, no tiene la necesidad de trasladarse a una biblioteca, o al cine, o buscar programas en una cadena de televisión; su búsqueda 5 McLuhan y luego Toffler trabajan este neologismo que deriva del anglo “produmer”, productor y consumidor de comunicación.
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