Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
88 – Opinión pública contemporánea aunque pensando en la razón instrumental, pareciera serlo. De las multitudes a las culturas en las sociedades contemporá- neas. De las multitudes al regreso de las personas, ahora hacia procesos de más empode- ramiento contradictorio de las ciudadanías. Los procesos de masificación tienen su reprogramación , pero en un estado de desarrollo general distinto, técnicamente más complejo. Nuestra personalidad pública ha cambiado históricamente, por ejemplo, la dimensión asociada a las prácticas secretas de religiones, en la medida que ganaban terreno, fueron transformándose en acción pública, el cristianismo es un buen caso de citar: “(…) el cristianismo dejó de representar un compromiso espiritual practicando un secreto, se expandió por el mundo y se transformó en un nuevo principio del orden público” (Sennett, 2002, p.20). En ese sentido, debemos hacer una distinción funda- mental, para problematizar la cuestión de la opinión pública como parte integrante de la producción de sentido, precisamente en dirección de aclarar que, esa “sociedad de masas”, desde dónde se definió y catalogó el concepto de opinión pública, ya no responde al tipo de sociedades en curso y sufre radicales transformaciones. Vale recordar para ello lo que Sennett comenta al respecto: “Una res pública se mantiene en general para aquellos vínculos de asociación y compro- miso mutuo que existe entre personas que no se encuentran unidas por lazo de familia o de asociación íntima; se trata de un vínculo de una multitud, de un pueblo, de una política, más que de aquellos vínculos referidos a una familia o a un grupo de amigos” (Sennet, 2002, p. 20). Para Sennett, el yo de las personas “se ha transformado en su carga principal” ; la personalidad, el autoconocimiento, en este tipo de sociedades políticamente orien- tadas al individualismo egoísta y hedonista “conocerse a sí mismo constituye un fin” . Para Sennett, el carácter invade lo público, vaciándolo. Hace una crítica a cierta irra- cionalidad posible de ver en la escena social contemporánea, donde “los propios deseos” es la medida de las cosas. Supone un efecto negativo la involucración del mundo interior respecto de lo que fue configurándose desde fines del siglo XVIII, la dimensión pública de las personas, espacio en conformación con efecto paradojal: “(…) el mundo exterior, el mundo impersonal, parece abandonarnos, para estar viejo y vació (…)” (Sennett, 2002, pp.23-24) . Estaríamos en presencia de una “transacción de intimidades”, codificada ahora como opinología: los asuntos de “fuero interno” ingresan al espacio público mediati- zado, al espacio público históricamente existente. La Sociedad del Cansancio (Han,
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