Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
La opinión pública: Una semiosis social en cuestión - 83 L a opinión pública : una semiosis social en cuestión Leonel Yáñez Uribe Preámbulo Lo público como una dimensión espacial ha ido transformándose históricamente. Habermas ha hecho su historia ordenándola para representar una dimensión hu- mana, parte de la cotidianidad. De hecho, nuestra pequeña historia como nación (que excluye e invisibiliza su propia complejidad), remite la idea de unos espacios públicos a partir de la era de los medios modernos de comunicación. Ossandón y Santa Cruz (2001), dan “luces” de esa forma de mirar esa dimensión de las relaciones humanas. Agreguemos a lo anterior, lo específico de nuestra historia reciente: en Chile coincide la transición democrática con el advenimiento de cambios societales impensados, es decir, unas transiciones epocales de nivel global, que dicho sea de paso, son paradojalmente de larga data: el mundo “se mundializa” ya en 1492 y la contingencia toma la estética que la máquina le permite, esto es, volver a situarnos en el mínimo desfase entre lo que acontece y nuestras posibilidades de consciencia de ese acontecer. Para Santa Cruz (1999), en el Chile de la segunda mitad del siglo XIX se esta- ría ya prefigurando un sistema de comunicación social, con una creciente y variada oferta comunicacional y cultural (que al fin y al cabo suena redundante así decirlo) dirigida a “un público moderno” , en el sentido de la demanda que se imaginan los edi- tores/productores de esos modernos medios de comunicación, donde el propósito de “informar, educar u orientar, y especialmente entretener” se le pide a esos novísimos “hechos técnicos” (Leroi-Gourhan, 1971), desde el campo de las representaciones exis- tentes a la época. Para Santa Cruz, es desde la prensa y el periodismo, donde se va configurando precisamente un periodismo, un tipo de actividad, de corte liberal moderno, espa- cio/tiempo que dinamiza una naciente relación socio-comunicativa entre lo que hoy podemos decir que sería una ciudadanía, los medios de comunicación y las esferas del poder. De hecho, si seguimos a Ossandón y Santa Cruz (2001), con la fundación del periódico El Araucano en 1830, emerge una concepción de país y de mundo que redunda hacia ordenar a la manera republicana (programar) de esta naciente nación. Es decir, una prensa (periodística) que nace con una fuerte vocación doctrinaria, de corte europea, es decir, un espacio mediatizado (por cierto) que se vincula a los procesos comunicacionales característicos de procesos de creciente desfase entre los polos de la comunicación, respecto de aquel paradigma del que nos habla Habermas
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