Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
Redes de sentido y medios alternativos - 79 to. No hablamos de ser reconocidos en el sentido de la inclusión en la lógica del “desarrollo social”, es decir, reconocernos para ser destinatarios de subvenciones y políticas públicas, sino para formar parte de las demandas de redistribución de lo que existe y de la participación activa, protagónica, para construir los procesos de cambio que vendrán. Esto implica el reconocimiento en la diferencia. El aspecto redistributivo, se manifiesta claramente cuando hablamos de los bie- nes sociales, derechos sociales, también llamado lo “pro común”. El agua, el espectro radioeléctrico, un medio ambiente limpio, las recuperaciones territoriales en el sur del país del pueblo mapuche, la educación gratuita y de calidad, todas estas son de- mandas de redistribución. Incluso, el conflicto de la propiedad para las organizacio- nes comunitarias, quienes en su mayoría no son dueñas del espacio físico en el que operan. Como lo hemos señalado antes, estos conflictos no son solamente sobre la materialidad de un territorio, ni son exclusivamente reconocimientos parciales de existencia. Ser protagonistas de las transformaciones que se avecinan, está asociado a lo que consideramos el fracaso de las políticas de participación ciudadana, por un lado, que han quedado expuestas para la población como la excusa de la participación, no vinculante, que termina por imponer de igual manera lo que la comunidad rechaza. Esto se evidencia en las lógicas con las que se abordó el proceso de reconstrucción post incendio de Valparaíso, en la consulta a las comunidades indígenas por los pro- yectos extractivos, etc. Por otro lado, desde actividad comunitaria emergen lógicas de solidaridad y transformación social que van dando respuestas alternativas, e in- cluso contrarias, a las que impone el sistema. Por lo mismo, no es de extrañar que emerjan lógicas de intercambio como el trueke, de trabajo como el de las cooperati- vas y de activismo como la militancia en organizaciones sociales y el voluntariado. Ya que son estas formas de acción colectiva las que van dibujando un nuevo horizonte de convivencia al margen de la política estatal y de los gobiernos locales, que toma en cuenta al territorio y a sus actores locales en los proyectos sociales que esperan construir. La opinión pública que emerge es la expresión de un tejido social, activo y emer- gente que se produce y reproduce continuamente. Este tejido social despliega sus propias estrategias, explora la potencialidad de su poder y se activa ante cada crisis, emergencia o desastre, en donde los vacíos del Estado funcionan como catalizadores de articulación social, activando poderes anti-estatales y formas de comunicación alternativas, subversivas, en movimiento, que contradicen las lógicas tradicionales del mercado. Por lo mismo, los mensajes también se subvierten, tanto en el fondo como en la forma, existe una estética que acompaña a la ética de la transformación social, no basta con criticar, también es necesario proponer. Esta propuesta va acompañada de
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