Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación

78 – Opinión pública contemporánea nicacionales de base pueden construir opinión pública y en definitiva contrapesar el poder del capital y las élites que están detrás de los medios masivos. En una sociedad mediatizada, donde el consumo de pantallas y medios es tan alto, la lucha por los medios de comunicación, por la democratización del espectro radioeléctrico, por el pluralismo y el reconocimiento de la comunicación comunitaria como parte de la profundización de la democracia, se constituye como una demanda política más, que cobra cada vez mayor relevancia, en la medida en que las organizaciones, colec- tivos y movimientos sociales se dan cuenta que es la base de las luchas sociales. Esto se explica al reconocer que el derecho a la comunicación es aquel que permite difun- dir y exigir el reconocimiento de todos los otros derechos sociales, conocimiento que va cada vez permeando con mayor fuerza a las organizaciones y colectivos. Es más, la necesidad de este reconocimiento, que también pasa por la exigencia de la redistribución (por ejemplo, el caso del espectro radioeléctrico) se evidencia toda vez que se organizan talleres de autoformación para las diversas organizaciones sociales en donde las herramientas comunicacionales, las estrategias y prácticas, co- bran un rol esencial para pasar de posiciones subalternas a otras subversivas. En algunos pasajes nos referimos a hablar de lo subalterno y de lo subversivo como dos posibilidades disimiles. Lo subalterno, clavado a la tradición de los es- tudios subalternos parece no constituir una denominación afortunada para descri- bir los medios de los que hablamos. Lo subalterno no puede, por definición, tener agencia sobre la opinión pública, en tanto su posición es necesariamente de subor- dinación. El rescate de las narrativas historiográficas subalternas es un movimiento posterior, una revaloración que viene siempre desde otras élites, distintas a las colo- niales, habitualmente intelectuales. Nuestros medios obedecen más bien al orden de lo subversivo, en tanto son sujetos históricos quienes producen una narrativa, cuyos materiales son el software libre, los transmisores, la calle, los gritos, la asam- blea, la funa, el disenso, la deliberación, el error, los cuerpos y una lista interminable de agentes posibles. Lo subversivo pone al revés la fórmula hecha, significa poner arriba lo que estaba abajo. Estas formas de construcción de sentido son parte de la construcción de un producto emergente que a falta de otro nombre, hemos nombrado con la etique- ta de identidad , pero que no necesariamente se agota en los productos clásicos de este constructo, es decir los bienes simbólicos asociados a la experiencia de auto- reconocimiento, sino que además a los medios legitimados para esto, lo que hemos mencionado como los materiales con los que se construye este fenómeno social, es decir, los medios alternativos, la protesta social, una intensa politización de lo coti- diano, y también el territorio, las personas, sus habilidades digitales, prácticas en el espacio público, etc. Esta identidad como conjunto de procesos, son identidades en reconocimien-

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