Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación

58 – Opinión pública contemporánea articulan o no institucionalmente, o incluso la forma que adquiere el espacio públi- co como medio para el debate, la producción y expresión de sentidos, es decir, como medio de comunicación. Por co-agencia queremos decir que la acción de construc- ción de opinión pública desde las prácticas emergentes es un proceso de articulación compleja donde no es posible distinguir entre emisores y receptores, sino en redes creadoras de sentido. La opinión pública emergente no está entonces en la construcción de nuevos discursos dominantes, sino por el contrario, en la multiplicidad de producciones de discursos basados en la diferencia, que en muchos casos ni siquiera pretenden dominar, es decir, tener una posición activa en el ejercicio del poder, sino más bien conectar con otros, producir una red de diferencias coordinadas. Noëlle-Neumann, teniendo en mente el ideal de la democracia deliberativa sos- tiene que la opinión pública es “un mecanismo que hace posible la cohesión y la integración de sociedades y grupos, de las que dependen la supervivencia de la co- munidad y su capacidad de acción” (1993, p.10). Es en esta línea de definición de la opinión pública en que nos moveremos. Esta preocupación de poner el acento en la negociación de los sentidos, en los usos y bienes, es limitada al reconocer dos elementos: que la comunidad no sólo es activa en la acción de construcción de sus sentidos, no sólo es consumidora o usuaria de servicios, sino que también está comprendiendo la importancia de difundir e instalar esos sentidos construidos, por un lado. A la vez, estos sentidos compartidos contradicen las lógicas de relación dominante que se imponen a través del trabajo remunerado o el dinero, reutilizando sistemas de cambio diferentes como el trueke , la autogestión, la asamblea. Podríamos afirmar que las comunidades de interpreta- ción –familia, escuela– conviven con comunidades de autoformación que van de la mano de organizaciones sociales y políticas, pudiendo o no ser territoriales. Estas comunidades de autoformación surgen al alero de las organizaciones so- ciales, territoriales y comunitarias, en dónde el principal vínculo entre sus integran- tes no es necesariamente la proximidad territorial, sino una comunidad de sentido, de objetivos e intereses similares. La autoformación es fundamental desde lo técnico y lo político, hasta la práctica cotidiana, en dónde hasta habitar un espacio común con respeto es un acto político y se explica así a sus integrantes. La autoformación es, en definitiva, una práctica de construcción y reproducción de sentido, y por lo tanto constituye la médula de una práctica cultural, es decir la transferencia de un saber a otros. Por otra parte, los medios de comunicación tradicionales son objeto de pro- fundos cambios. El fenómeno de la convergencia mediática, que ha posibilitado la creación de soportes comunicacionales multimediales y la introducción de las redes sociales digitales, en dónde las nuevas tecnologías posibilitan relaciones horizonta-

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