Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
48 – Opinión pública contemporánea siglo XIX, es muy difícil encontrar testimonios en primera persona de los sectores subalternos). Excepcionalmente, podemos citar al respecto la investigación de Santa Cruz (2010), quien ha historizado el surgimiento de una “esfera pública plebeya” en Chi- le, a partir de las últimas décadas del siglo XIX, en que confluyeron, por una parte, la emergencia de un proletariado urbano expansivo y, por otra, el giro de los medios periodísticos desde una posición elitista y pedagógico-política a una más masiva, comercial y magazinesca. Santa Cruz sostiene que al interior de esa esfera coexistie- ron tres circuitos informativo-periodísticos orientados a los sectores populares: uno masivo, uno obrero y uno popular, representados, respectivamente, por la prensa social-católica, la mutualista y la literatura de cordel (o “lira popular”). Sin embargo, su apropiación del concepto plebeyo es más bien descriptiva y no problematiza ple- namente las implicancias de su uso. Estas referencias de investigaciones históricas situadas en el contexto chileno constituyen un esbozo de problematización contextualizada de algunas cuestiones planteadas a nivel teórico por los diversos autores señalados previamente. Queda pendiente seguir indagando en su profundización y continuidad hasta el presente. Conclusiones El concepto de esfera pública burguesa es un concepto limitado en varios sentidos (género, clase, raza, “lecto-escritura”, propiedad). El concepto de esfera pública ple- beya, con el que Habermas pretende “incluir” a la gente común, también es un con- cepto limitado. Incluso a pesar de su mayor reconocimiento posterior por parte del autor. Conceptos que buscan superar a este último, como el de esfera pública prole- taria, no resuelven plenamente las limitaciones originales y plantean nuevos nudos. La esfera pública moderna no se agota en las formas de expresión y discursividad de los sectores ilustrados: también está constituida por sectores no-ilustrados, así como por el despliegue de elementos performativos y emocionales. A este respecto, la teoría de la comunicación alternativa y el concepto de contra-públicos subalter- nos brindan herramientas útiles tanto para el análisis histórico como para la pers- pectiva analítica misma. La teleología planteada por Habermas (ocaso de la esfera pública producto de la ampliación de la industria cultural) contradice hechos históricamente situados, como el movimiento de medios libres a partir de los 70s, el movimiento ambien- talista y antinuclear en los 80s o los movimientos sociales de 2011 que recorrieron diversos países del mundo y hasta hoy siguen generando consecuencias transforma- doras. Los momentos de crisis permiten que nuevas fuerzas sociales participen en los debates públicos incorporando nuevos elementos de discusión y de conflicto,
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