Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación

44 – Opinión pública contemporánea así como por autores de esta procedencia y formación. En la medida que la teoría habermasiana posee una dimensión normativa y una dimensión histórica, no es tri- vial preguntarse acerca de las verdaderas posibilidades de aplicar sus implicancias y supuestos a la realidad latinoamericana y, específicamente, al caso de Chile. ¿Es posible aplicar la lectura que hace Habermas de la esfera pública en la Eu- ropa central e Inglaterra, fuera de este espacio? ¿Cuál es la validez de la teoría de la esfera pública habermasiana en el contexto latinoamericano? ¿Sirve para pensar la constitución de la opinión pública en “lo otro” de Europa? ¿Cómo se comportan y se han comportado históricamente en América Latina la esfera pública burguesa y la esfera pública plebeya? ¿Es posible hacer la misma lectura histórica sobre el declive de la esfera pública en los países desarrollados que en los países latinoamericanos? ¿Cuáles son los fallos y aciertos en el análisis histórico y conceptual habermasiano (y sus críticos estadounidenses y europeos) cuando miramos un caso como el de Chile? ¿Qué características históricas particulares encontramos en la esfera pública chilena de los últimos tres siglos? ¿Qué batería conceptual puede contribuir mejorar nuestra comprensión histórica de la esfera pública realmente existente en Chile? Estas son algunas de las preguntas que surgen al hacer una reflexión situada. Más aún, cuando volvemos sobre las particulares condiciones de recepción del trabajo de Habermas en el continente (dictaduras, instauración neoliberal y recesión económica) y sobre las pocas traducciones al castellano de algunos trabajos críticos importantes como los de Negt y Kluge, Farge, Calhoun o Atton. Para dejar planteadas al menos algunas ideas sobre las cuales seguir profundi- zando es importante abordar estas cuestiones en términos analíticos como históri- cos. En términos analíticos, la reflexión más radical sobre este punto proviene del pensamiento decolonial. Según Escobar (2007, p. 370), en toda la teoría de Haber- mas, “ el Tercer Mundo no tiene lugar, porque tarde o temprano se verá transformado por completo por las presiones de la reflexividad, el universalismo y la individuacion que definen la modernidad ”. Por lo tanto, en el contexto latinoamericano, visto desde Europa, no cabe aplicar ninguna especificidad al momento de analizar la constitu- ción de la esfera pública. Para Mignolo (2010), por su parte, en Habermas la moder- nidad es un fenomeno esencialmente o exclusivamente europeo, si bien constituido en una relacion dialectica con la alteridad no europea. Esto tiene como consecuencia que “ si su comprension de la genealogia de la modernidad es tan parcial y provincial, sus intentos de critica o de defensa de la misma son asi mismo unilaterales y en parte, falsas ” (p. 18). Según Mignolo, en Habermas el discurso filosófico de la modernidad está articulado en torno a la posibilidad de la emancipación humana por medio de la razón. La esfera pública burguesa sería el espacio de despliegue de la razón moderna (por eso la importancia que tiene para Habermas la lectura y el diálogo razonado

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