Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación

Burguesa, plebeya, proletaria, alternativa, subalterna - 41 valor de tales proyectos pre-figurativos no procede simplemente de su contenido – desde su actitud hacia las relaciones opresivas de producción que marcan nuestra sociedad – sino de su posición dentro de esas relaciones ” (p. 51). En esa medida, los medios alternativos son inseparables de la esfera pública al- ternativa: “ la esfera pública alternativa proporciona oportunidades y salidas para la producción y el consumo de la prensa alternativa, al mismo tiempo que la propia prensa proporciona material que sostiene la función de la esfera como un lugar para la formu- lación, discusión y debate de ideas radicales y disidentes ” (p. 50). Más aún, para Atton los medios alternativos estimulan el debate público de te- mas de interés al plantear una relación más horizontal y participativa con sus comu- nidades de recepción y referencia. La división entre emisor y receptor se acota y, en ocasiones, también se anula: “ los lectores son capaces de aportar artículos y participar en la toma de decisiones editoriales, llegando incluso a convertirse en editores ” (p. 154). Estas condiciones son claves para mantener una esfera pública fortalecida y en la cual circuitos autónomos de “ experiencias, críticas, información y conocimiento ” (p. 156) puedan circular y hacerse oír. En síntesis, para Atton existe una esfera pública alternativa que incluye los medios alternativos y las políticas pre-figurativas alrede- dor de ellos. En conexión con los movimientos sociales, pero su valor no sólo se da por su relación con ellos. En esta esfera pública operan “arenas discursivas paralelas”, cuyo valor e impacto sobre la profundización de la democracia y la participación no se queda sólo en la esfera pública alternativa, sino que permea a la esfera pública en general de una manera positiva. En cierto sentido, podríamos decir que para Atton la comunicación alternativa del siglo XXI está emparentada con aquellas institucio- nes burguesas de principios de la modernidad identificadas por Habermas –salones, cafés, prensa ilustrada, también los panfletos en su forma actual de fanzines– en que se dieron condiciones reales de diálogo horizontal entre sujetos y colectivos, pero realizadas al interior de esos espacios que desde la teoría habermasiana podrían ser concebidos como plebeyos. Downey y Fenton (2003) van a problematizar el concepto de esfera pública al- ternativa a partir del significado de la caída de la URSS y el desarrollo de las tecnolo- gías digitales. En diálogo crítico con lo señalado por Arato y Cohen (1992/2000) un punto importante para ellos va a ser diferenciar entre sociedad civil y esfera pública; esta última sería la parte de la sociedad civil que problematiza los fundamentos de la vida social en cuanto al ejercicio de la democracia, sus bases sociales y culturales por medio de un discurso crítico efectivo. Pero a su juicio la sociedad civil también puede incluir discursos y acciones políticas opuestas a este propósito: “ una esfera pública política depende de una organización favorable de la sociedad civil. No basta con que haya simplemente sociedad civil ” (p. 192). En Downey y Fenton hay también una crítica materialista contra la idea esen-

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