Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
Burguesa, plebeya, proletaria, alternativa, subalterna - 35 Dentro de la propia tradición de la teoría crítica, Negt y Kluge (1972/1993) acu- ñaron en su libro el concepto de “esfera pública proletaria” en diálogo crítico con el concepto de esfera pública plebeya de Habermas. Como señalé más arriba, el senti- do central del libro de Negt y Kluge es denunciar el “bloqueo, explotacion y exclusion de las formas de vida y experiencia especificas de los grupos sociales subalternos, impues- ta historicamente a traves de los mecanismos de mediacion politica de la esfera publica burguesa ” (VV.AA., 2001, p. 191). Pero para estudiar la esfera pública proletaria, postulaban que había que reconstruirla en la continuidad de esas rupturas, casos marginales e iniciativas aisladas. Según Negt y Kluge, Habermas concibe la esfera pública proletaria como una variante de la esfera publica plebeya. A juicio de los primeros, el término proletario parece tener un significado analítico más específico que plebeyo, ya que este último remite a la heterogeneidad de las clases urbanas inferiores, más permeadas tanto por la burguesía como por el lumpen-proletariado. Pero lo que le interesa sobre todo a estos autores es “ una conceptualización completamente distinta del contexto social global, que se ha establecido en la historia pero que no se ha incluido dentro de los parámetros del término esfera pública […] una concepción de la esfera pública que está arraigada en el proceso de producción ” (Negt y Kluge, p. 2), mediante una dialéctica entre los métodos históricos y sistemáticos de análisis, en que la precisión concep- tual es supeditada al movimiento histórico real. Por tanto, no busca ser más preciso que el concepto de esfera pública plebeya, sino más bien poner de manifiesto que esfera pública proletaria es un concepto que obedece a un conjunto alternativo y más específico de intereses. En este punto es donde emerge el valor del concepto de experiencia. Para Negt y Kluge, “ la esfera pública posee valor de uso cuando la experiencia social se organiza dentro de ella ” (p. 3). Es decir, “ cuando se mantiene vinculada a la experiencia y al desarrollo de las luchas sociales reales ” (VV.AA., 2001, p. 192), “ conectando en todo momento con las raices de la experiencia real de las gentes ” (p. 195) . A su juicio, la es- fera pública burguesa excluye parte importante de esta experiencia social real de las mayorías y al mismo tiempo pretende representar a la totalidad. En este contexto, la historia de la esfera pública proletaria ha sido la del permanente bloqueo (por parte de los sectores dominantes) de los elementos que la mantienen unida; es decir, su anulación como proyecto paralelo y con sus propias pretensiones. La esfera pública burguesa organiza la experiencia social en nombre de un inte- rés dominante específico, en vez de organizarla con el propósito de la emancipación general: “ la falta de interés de la burguesía en una esfera pública sustantiva y viva coin- cide con una necesidad significativa de una esfera pública que debería representar una síntesis de la totalidad de la sociedad ” (Negt y Kluge, 1972/1993, p. 74). El trabajo de Lottes (1979), por su parte, sigue la huella de E.P. Thompson y
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