Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
34 – Opinión pública contemporánea contexto social. En cierto modo, la publicidad plebeya es una publicidad burguesa cuyos presupuestos sociales han sido superados ” (Habermas, 2002, p. 6). Por último, Haber- mas también reconoce el aporte de Bajtín en su valoración de “ la dinámica interna de cultura popular ”, entendida como “ una revuelta repetida periódicamente y violen- tamente reprimida de un contraproyecto al mundo jerárquico de la dominación ” (p. 7). Aunque no llega a explicitarlo, se desprende de lo afirmado que para Habermas, la cultura popular es la base de la esfera pública plebeya y que ni esta cultura ni la esfera pública que ella sostiene son “un marco pasivo” de la cultura dominante. Posiblemente, el trabajo de E.P. Thompson que Habermas menciona, es La For- mación de la Clase obrera en Inglaterra (1963/2012), en que el padre de la Nueva Historia Social dedicaba un capítulo a la cultura radical insurgente, con especial referencia al rol jugado por los espacios de sociabilidad obrera y la prensa popular- obrera no autorizada (los unstamped papers ) de fines del XVIII y principios del XIX en Inglaterra, como forma de expresión del Radicalismo Insurgente Popular (en adelante, RIP). Si bienThompson no debate directamente con Habermas (sus obras fueron publicadas casi simultáneamente en dos idiomas distintos), en su investiga- ción hay varias claves que permiten explicar el cambio en el estatus y valoración que Habermas dio a la esfera pública plebeya entre ambas ediciones de su libro. Thompson concibió el RIP como una cultura intelectual obrera que abogaba por la autoformación obrera en términos de instrucción y lecto-escritura en formato prensa, pero que también se expandía hacia otras formas culturales y comunicacio- nales menos ilustradas como el canto y la poesía popular, el teatro de melodrama social o la caricatura política. El caso específico de los Unstamped Papers se refiere a un alza en el impuesto al papel prensa que los sectores del RIP se negaron a pagar, de manera que siguieron publicando y distribuyendo prensa en papel “sin sellado”, al punto que desde 1792 y hasta 1836 “ quizás fueran procesadas unas quinientas personas por la producción y venta de los unstamped” (1963/2012, p. 779) . Esta experiencia sirve a Thompson para problematizar por un lado los condicionamientos legales en contra de la cultura obrera de carácter radical (mientras la prensa popular moralista era incluso apoyada con subvenciones públicas en su tránsito a la prensa comercial de masas) y, por otro, para visibilizar el rol jugado por hombres y mujeres “ descarados, vulgares y excesivamente 'fervorosos' o 'fanáticos '” (p. 783) en la defensa y legitimación de la libertad de expresión -“los derechos de la prensa, de la palabra, de reunión y de libertad personal”, una campaña “ que no tiene parangón en cuanto a su testarudez, su virulencia y su atrevimiento indomable ” (p. 770) la que habría sido invisibilizada y luego apropiada por la prensa liberal en el paso del siglo XIX al siglo XX. Entre el prefacio de 1962 y el de 1990 hubo otros autores que –a diferencia de E.P. Thompson– criticaron explícitamente la noción de esfera pública plebeya de Habermas.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=