Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
Sentidos y prácticas en la investigación sobre opinión pública - 225 puramente abstracta, en tanto dependiente de la experiencia investigativa. También existe un habitus ajeno al campo, en forma de origen social y trayectoria, que puede suponer una mayor o menor conformidad con el orden del campo. El rodeo a Bourdieu supone afirmar que el estudio de la OP constituye un cam- po. Los agentes que lo conforman buscan representarla de forma legítima, expo- niendo verdades sobre la misma. No obstante, no todos esperan dominar un espacio de saberes considerados como científicos, al menos no en lo referente a la OP. La posición académica espera asentarse en el espacio legitimado de la discusión cien- tífica respecto a la misma, caracterizado por trascender las fronteras nacionales; la académica-comercial disputa su sentido, al menos discursivamente, y además se so- mete a los requerimientos de clientes situados en otros espacios (político, comer- cial o gubernamental); mientras que la comercial tiene por objeto central cubrir los intereses de ciertos clientes. No todo es ciencia. La OP es un objeto que interesa a agentes situados en diferentes campos, siendo el campo de investigaciones sobre la misma un lugar cruzado e intervenido en diferentes direcciones. Es un campo heterónomo, donde los principios que norman su funcionamiento pueden provenir de otros espacios, de donde emana la “natural” y no contradictoria relación entre investigación académica y comercial. No obstante, el campo sigue existiendo, ya que quienes estudian la OP lo hacen sobre sentidos teóricos y metodológicos comparti- dos, inter-relacionados, buscando representarla fielmente en función de los intereses sociales que se espera cubrir. Son investigadores/as formados/as en universidades que imparten maneras comunes de entender y estudiar la OP, y sus distancias se an- clan en determinadas líneas de sofisticación metodológica y conceptual, mas no en estructuras de formulación sobre la misma que rompan los “paradigmas” asentados y sostenidos por los miembros de una comunidad científica (Kuhn, 2001). Por último, es fundamental entender que los/as investigadores/as de la OP no dan respuesta a metas sostenidas colectivamente de modo pasivo (Knorr-Cetina, 1995), participando activamente en la articulación de una red de elementos que permiten la construcción de un determinado hecho cognitivo. Se abandonan, por tanto, posturas que definen principios normativos o demarcatorios respecto del sa- ber generado (Law, 1998), buscándose la comprensión de su generación en torno a su propia lógica. Actualmente, como se ha dicho arriba, la OP constituye una caja negra, en tanto que objeto listo para difusión en el tiempo y en el espacio (Latour, 1992). No obstante, es posible desmenuzar los elementos que la componen, enten- diendo la noción de traducción, consistente en “la interpretación que los construc- tores de hechos hacen de sus intereses y de los intereses de la gente que reclutan” (Latour, 1992, p.106). La OP es una objetivación sin fisuras, sostenida sobre un en- samblaje de elementos que entienden su posición y cumplen su labor en el mismo.
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