Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
Medios de comunicación y opinión pública - 201 damente frecuente. Esta tendencia a difundir resultados de encuestas sin considerar los criterios mínimos que resguarden su calidad puede explicarse por una combina- ción de tres factores: la falta de preparación de los periodistas para hacerlo, la escasa información técnica que entregan los ejecutores de encuestas a los medios y una decisión editorial de los medios. Así, es frecuente que en la difusión de encuestas político-electorales, no se in- forme la ficha técnica que le permita al lector, auditor o televidente, informarse ade- cuada y transparentemente, con lo que se le priva de los medios de evaluación de la calidad y confiabilidad de la encuesta. Por otro lado, también es muy frecuente que los medios difundan resultados incompletos, sin que se publique toda la informa- ción, por ejemplo, relativa al número de personas que no responden alguna de las preguntas del cuestionario o no indican el número de personas que rechazó contes- tar una encuesta. Tal vez sea útil hacerse algunas preguntas acerca del uso que los medios de co- municación hacen de las encuestas político-electorales, tales como ¿Qué ocurre en los hechos con las encuestas de “predicción electoral” cuyos resultados obtienen una amplia difusión en los medios, pero distan considerablemente del resultado real de la elección? ¿Quién debe hacerse cargo de los desaciertos: el organismo ejecutor de la encuesta que la llevó a cabo sin respetar las normas técnicas que garanticen su calidad, el medio que la publicó sin evaluar su solvencia técnica o ambos? La expe- riencia chilena muestra no sólo que estas preguntas quedan sin respuesta, sino lo que es más grave, se incurre una y otra vez en los mismos errores y vicios. Esta situación hace imperioso que Chile se ponga a la altura de países desarrolla- dos y se establezcan normas mínimas que aseguren la objetividad y la transparencia informativa para la publicación de resultados de encuestas. De lo que se trata final- mente es de asegurar un producto de calidad y confiable a los usuarios de informa- ción periodística. Los políticos y su uso de las encuestas Ya hemos insinuado que los políticos se encuentran de alguna manera “esclavizados” por los resultados de las encuestas. Por un lado, se sienten obligados a comentarlas, a aplaudir los resultados favorables y explicar resultados desfavorables, sin diferenciar entre las distintas encuestas según su calidad técnica, con lo que contribuyen a vali- darlas todas por igual, lo que no responde a criterios de análisis científico, sino que más bien a la ansiedad que muestran los actores políticos por aparecer en los medios de comunicación: “Muchas veces los altos funcionarios de gobierno y parlamenta- rios son comentaristas de encuestas políticas de escasa calidad” (Huneuus, 2007). Otro vicio notorio de los políticos chilenos en su actitud hacia las encuestas,
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